La industria de los semiconductores o chips sigue en el punto de mira. La falta de componentes electrónicos ha puesto en jaque al mundo entero y, comprometen, a compañías de automóviles de la talla de General Motors y Mazda. Mientras tanto, la justicia investiga las operaciones dentro del sector, como es el caso de Nvidia, por una posible promoción del monopolio.
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La falta de semiconductores ha provocado la suspensión de la fabricación de automóviles de grandes marcas como General Motors o Mazda
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- El truco de la electrificación que prepara General Motors
De Tokio a Detroit. Los problemas de suministro que acarrea el comercio mundial como consecuencia de la pandemia del coronavirus han paralizado la producción habitual de gigantes de la automoción con la japonesa Mazda o la estadounidense Ford. ¿La razón? Faltan componentes básicos para seguir con la cadena de montaje.
El caso es que esta escasez está provocando que Ford, Subaru o Toyota, no puedan poner en carretera sus coches, pero no solo al otro lado del charco se está viendo afectados. Aquí en Europa Volskwagen, o Fiat Chrysler también están en peligro.
El caso de la compañía norteamericana Ford, tuvo que paralizar hace una semanas su planta en Kentucky porque no se podían montar los frenos de sus vehículos. Un anuncio que llegó junto a la suspensión de la actividad de la planta de producción de su moderno Focus en Saarlouis (Alemania).
Además, la semana pasada, Ford se vio obligada a eliminar dos turnos de trabajo en su planta de montaje de Chicago, donde se producen los modelos de todoterreno SUV Ford Explorer y Lincoln Aviator, debido a los problemas de suministro.
Suspensión en General Motors
A esta medida se ha sumado en las últimas horas General Motors. La automovilística, que prepara la electrificación total de su flota en la próxima década, ha suspendido totalmente la producción en sus tres plantas en Norteamérica, una en Estados Unidos, otra en Canadá y una más en México, por falta de estos componentes fabricados al otro lado del Océano Pacífico, en Taiwán.
La planta de Fairfax, situada en Kansas City, emplea unas 2.300 personas y produce los vehículos Cadillac XT4 y Chevrolet Malibu. En San Luis Potosí se producen los modelos Chevrolet Equinox, Chevrolet Trax y GMC Terrain, mientras que en la planta canadiense se manufactura el Chevrolet Equinox.
Pero además de esta suspensión, General Motors ha anunciado a través de un comunicado que se reducirá a la mitad toda su producción en la planta de montaje con la que cuenta la estadounidense en Corea del Sur y se llevan a cabo los ensamblajes de algunos de sus modelos más míticos como el Chevrolet Malibú.
Los problemas llegan a Japón
La escasez de semiconductores para el sector del automóvil está afectando a fabricantes de todo el mundo, como Honda, Nissan, el recientemente estrenado Stellantis, Volkswagen o Daimler, automovilística alemana que ayer mismo anunciaba que sacaría a bolsa su flota de camiones.
Mientras tanto, al otro lado del charco oriental, el Océano Pacífico, el fabricante nipón Mazda ha comentado que espera que esta escasez afecte a su producción de vehículos a partir de este mes.
En consecuencia, la marca de nombre de origen persa, va a revisar sus planes de producción y que afectará, dicen, a algo más de 7.000 vehículos este febrero. Así lo ha llegado a confirmar el director ejecutivo de Mazda, Akira Marumoto.
Esta noticia llega tras la presentación de pronósticos trimestrales de la marca japonesa en la que ponen sobre la mesa una pérdida de más de 40.000 millones de yuanes como consecuencia de los elevados costes fijos y en marketing de los últimos meses. Según Reuters, este recorte en la salida de vehículos Mazda a las carreteras pondría ampliarse hasta los 34.000 vehículos entre febrero y marzo por la escasez de chips.
Chips made in Europe
Ante esta situación, desde la junta directiva de Volskwagen, uno de sus miembros ha comunicado de Reuters que están poniendo en marcha nuevas vías de negocio para poder producir, dicen, chips en Europa de manera que, asegura, no se tenga que depender en el viejo continente de los fabricantes asiáticos o estadounidenses.
¿Monopolio de Nvidia?
Entretanto, se abren, además de las críticas por la caída de su producción, nuevos frentes para las compañías productoras como Intel, AMD o Nvidia. Precisamente a esta última, a Nvidia, la justicia europea y británica le han abierto un expediente de investigación por la adquisición del diseñador de chips británico ARM.
El acuerdo que se hizo efectivo por algo más de 40.000 millones de dólares, podría ser papel mejorado si, según informa el Financial Times, los tribunales consideran que se ha incurrido en un monopolio.
La compra, que se hizo efectiva el pasado mes de diciembre, ha supuesto la entrada en el mercado de las interfaces de GPU para Nvidia. Esto es lo que ha provocado que NVIDIA haya adquirido a ARM.
La idea es poder tener CPUs que vender junto a sus GPUs de manera conjunta para múltiples mercados. Por lo que compra de ARM por parte de NVIDIA es un movimiento defensivo con tal de no verse desplazada de la computación de alto rendimiento como están haciendo rivales de la talla de Intel o AMD.
A lo largo de los últimos años NVIDIA ha ido evolucionando de ser el rey en los procesadores gráficos a otros campos como el de la inteligencia artificial, el procesamiento de datos a gran escala o incluso, precisamente, en el mercado de los automóviles.
La compra de ARM es un golpe en la mesa para entrar de pleno en el desarrollo de procesadores móviles y más allá de estos.
La tecnología de ARM está en prácticamente todos los grandes fabricantes móviles del mundo. Los procesadores más comunes en móviles actualmente son los de Qualcomm, Samsung, Huawei o Apple. Los cuatro licencian la tecnología de ARM para diseñar sus chips, así como el software de comunicación de dichos componentes.
No obstante, las investigación están todavía en una fase preliminar ya que en los próximos meses pasarán por el banquillo de las declaraciones los responsables de las compañías.
Desde Nvidia se han anticipado a calificar esta operación como excelente y dicen estar expectantes y confiados en que los reguladores del viejo continente vean, igual que ellos, los beneficios para la tecnología de esta compra.
El caso es que mientras se someten al escrutinio judicial, las compañías de chips han puesto en jaque a grandes pesos pesados de la economía como Ford, General Motors, o Toyota. Unos simples chips que han terminado comprometiendo a estos colosos.