El fútbol es de los aficionados en el campo, pero en cuentas son apenas unos pocos los que controlan unos 28.400 millones de euros que son los que mueven los clubes europeos que suman a la factura mundial hasta dejarla sobre los 40.000 millones y con una tendencia al alza. En las últimas horas se ha confirmado la venta de dos grandes clubes como el Chelsea en el Reino Unido y el AC Milán en Italia.
¿Quiénes se han quedado dos históricos como estos? ¿En manos de quién está el negocio? ¿Cuál ha sido el partido más lucrativo del año? Solo les adelantamos que no es la final de la Champions.
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Además, tras contar se descubre que el partido más rentable del año no ha sido la final de la Champions sino la de la segunda división del Reino Unido entre el Nottingham Forest y el Huddersfield Town
Y eso último es verdad. La final de la Champions en el Estado de Francia entre el Real Madrid y el Liverpool no ha sido el encuentro más rentable del año aunque todos podamos pensar que los 87 millones que se ha embolsado el club blanco de Florentino Pérez por alzar ‘la orejona’ es dinero y mucho.
Pues bien, mientras en París los aficionados británicos se agolpaban en las calles del barrio de Saint Denis en Londres, el domingo, unas horas más tarde se daba carpetazo al Campeonato de Fútbol de Inglaterra. Una final de segunda división entre el Nottingham Forest y el Huddersfield Town en Wembley fue el (verdadero) partido más rentable, económicamente hablando, del año.
Se impuso el Forest que ahora, por cierto, ascenderá a la Premier League, la competición futbolística que más dinero mueve de todo el planeta. Jugará contra el Manchester City (derrotado por el Madrid), el Liverpool (caído también en combate con los españoles) y el Chelsea (que completó el tridente) la próxima temporada.
Cuenta Deloitte en su último informe que tras la victoria del Nottingham Forest ingresará durante las próximas tres décadas 170 millones de libras que podrían quedar en 300 millones de aquí al próximo lustro si el club “sobrevive” al descenso.
Oligarcas en control
Y todo por un mundo que ha cambiado diametralmente. Dar con un club que sea propiedad de un hombre como es el Madrid de Florentino Pérez es una quimera. Casi una utopía.
Cada vez, es más habitual ver cómo las grandes fortunas invierten en el deporte rey. Familias de renombre o empresarios que han hecho fortuna no dudan en hacer desembolsos descomunales para hacerse con el control de una entidad deportiva, todos ellos con el mismo sueño: convertirlos en clubes de primer nivel, capaces de luchar por todo y, especialmente, llevarlos a ganar la Liga de Campeones. Aquella que se ha llevado, por decimocuarta vez consecutiva, el Real Madrid.
Y en este contexto (y por algo de la guerra) es en el que se ha colocado el AC Milan por parte de Eliott Management al grupo inversor estadounidense RedBird Capital por 1.200 millones de euros tras su victoria en la Serie A. En Italia se coloca el Milan y en Londres, Roman Abraimovich hace lo propio con el Chelsea FC que deja en manos de Todd Boehly por unos 5.000 millones de euros, la operación más elevada de la historia del deporte.
Curiosamente ninguno de estos dos clubes, el AC Milan y el Chelsea FC, cotiza en el mercado como sí que hacen otros: la Juventus de Turín, AS Roma o el Lazio en el país de la bota y más allá el Olympique de Lyon o el Borussia de Dortmund y el Galatasaray.
El caso milanés
Ahora el AC Milan se queda bajo el paraguas de un fondo, RedBird Capital, liderado por un exbanquero de Goldman Sachs, Gerry Cardinale en un movimiento que llega menos de un año después de que comprase una participación de aproximadamente el 10% en Fenway Sports Group, el holding propietario del Liverpool Football Club y el equipo de béisbol estadounidense de los Boston Red Sox.
Con esta operación, Elliott Management se descarga de parte del equipo italiano, pero seguirá estando ahí. Conservará una participación minoritaria y es probable, por lo que se descuenta a esta hora, que mantenga un puesto en el consejo de administración.
¿Y esto ahora por qué? Elliott llevaba tiempo queriendo abandonar el negocio del fútbol, al parecer, ya no les es rentable después de que en 2018 tomará el control de su anterior propietario, el empresario chino Li Yonghong, después de que éste no pagase su deuda.
El chino adquirió el equipo en 2017 de mano del sempiterno personaje de las empresariado italiano el ex primer ministro y magnate de los medios de comunicación, Silvio Berlusconi que acumuló durante décadas más de 300 millones de euros de deuda con altos intereses.
Los clubes en Italia siempre han sido privados y han estado controlados por grandes familias nacionales. Los Agnelli, en Juventus. Los Lotito, en Lazio. Los Moratti, en Inter. Su tradición invocaba más al país que a la globalización: aún hoy, sólo hay tres entrenadores extranjeros en la liga.
Pero la crisis económica de 2008 le pegó coletazos hasta a la pelota y entraron a la cancha los capitales extranjeros. Un reinado que duró 31 años y que ya se ha acabado.
La cuna cruza el charco
Luego el otro caso lo tenemos en el Reino Unido donde el control ahora está en California y el fondo Clearlake Capital que se ha quedado con el Chelsea. Se lo ha quitado a un ruso sancionado, Abraimovich. Estos juegan en la Premier League, la competición menos inglesa de la historia en este 2022.
Ya son más los estadounidenses que controlan los clubes que británicos en los palcos. Desde Estados Unidos hasta Arabia Saudí, pasando por Emiratos Árabes, Egipto, Irán, Tailandia, China, Italia, Serbia y República Checa. Diez nacionalidades distintas.
El caso más llamativo es el del Newcastle y su adquisición por parte del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí. Así, este club, automáticamente se convirtió en el equipo de fútbol más rico del mundo por la fortuna de 350.000 millones que posee su propietario.
Diversidad de fortunas
Luego tenemos a Dmitry Rybolovlev, el mayor productor de fertilizantes de Rusia, controlando el Mónaco y a Zhang Jindong y su entramado empresarial de comercio online al frente del 70% del Inter de Milan. Rocco Commisso dirige el Fiorentina y Nasser Al-Khelaifi el PSG; Stanley Kroenke y su fortuna ligada a la inmobiliaria maneja el Arsenal, Mansour bin Zayed Al Nahyan el Manchester City, Dietrich Mateschitz, fundador de Red Bull, cuenta con el Leipzig en cartera y François Pinault, el del lujo, el Stade Rennais.
Riqueza que gana al deporte. Mediáticos como pocos y globales como ninguno son los dueños de un deporte que acumula una audiencia de 1.350 millones de personas de 188 países diferentes.