CaixaBank ganó 622 millones de euros en el primer semestre de este año, un 52,1% menos que en el mismo período de 2018, al asumir en el segundo trimestre el Expediente de Regulación de Empleo pactado en mayo con los sindicatos, que afecta a 2.023 empleados y ha tenido un coste de 978 millones de euros para la entidad.
Sin tener en cuenta el impacto del acuerdo laboral, que en términos netos fue de 685 millones, el tercer banco español habría ganado 1.307 millones de euros, un 0,7% más.
El margen de intereses, que refleja la evolución del negocio típicamente bancario, aumentó en el primer semestre un 1,9% en comparación a los primeros seis meses de 2018, hasta alcanzar los 2.478 millones de euros, gracias al incremento de los ingresos del crédito y los menores costes de financiación retail e institucional.
Los ingresos por comisiones se sitúan en 1.248 millones de euros, -3,5% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. En esta línea, las comisiones bancarias, valores y otros ascienden a 719 millones de euros (-3,0%), que están impactadas, entre otras, por menores operaciones singulares en banca de inversión. El margen bruto cae un 4,5% a 4.445 millones.
La ratio de morosidad se reduce hasta el 4,2% (-46 puntos básicos en el semestre). Además, los saldos dudosos descienden 793 millones de euros en el semestre (-581 millones de euros en el trimestre) situándose en 10.402 millones de euros.
La ratio de cobertura de la morosidad es el 54%. Mientras, las dotaciones para insolvencias se sitúan en 204 millones de euros, -17,6% respecto al mismo periodo del ejercicio anterior.
En cuanto a la solvencia del capital, la ratio Common Equity Tier 1 (CET1) se sitúa en el 11,6% en el primer semestre del ejercicio.
CaixaBank registra una caída significativa de la rentabilidad sobre fondos propios en el semestre, al descender el ROE un 3,7%, situándose en el 4,9% a cierre de junio. El dato está por debajo de la rentabilidad de algunas sus contrapartes en el Ibex 35, como Bankinter (12,84%) o Santander (7,41%), pero es que el retorno sobre el capital es el gran caballo de batalla de las entidades en el contexto actual de políticas monetarias ultralaxas.
Bancos, inversores y reguladores coinciden en la necesidad de que la banca sea rentable como elemento fundamental para asegurar la salud del sector financiero, pero ya en el primer trimestre la mayoría de las entidades cotizadas españolas vieron empeorar su rentabilidad. A cierre de junio la situación no es mejor y las entidades siguen viendo como se erosiona el retorno de sus inversores. Incluso Bankinter, que tiene la cifra más alta del sector, ve como su ROE ha empeorado en el primer semestre respecto a junio de 2018.
Los banqueros señalan al BCE y sus tipos de interés, pero el organismo monetario acusa a las entidades de no ser eficientes y de tener excesivas estructuras de costes, por lo que anima a continuar con los procesos de consolidación como alternativa para mejorar la rentabilidad y ganar eficiencia, asegurando su solvencia y permitiendo que el crédito fluya a la economía.