Ante esta situación, ¿por qué no alterar el orden lógico y lanzarnos a internacionalizar nuestra empresa? Pero una decisión como esta no puede tomarse a la ligera. Es por ello que, antes de iniciar este proceso, es necesario reflexionar y autoevaluarse para conocer si estás preparado.
- ¿Están mis recursos adaptados? Analiza tus recursos para saber cómo les afectaría y cómo deberían adaptarse a la nueva estrategia.
- ¿Mis productos o servicios se pueden exportar? Al igual que realizas un estudio de mercado antes de sacar un nuevo producto o servicio, es bueno hacer el mismo ejercicio en el país elegido.
- ¿El negocio está preparado para ser internacional? Al vender en el exterior, una empresa ha de estar preparada para competir a una escala mayor y poder atender una mayor demanda de los clientes.
- ¿A qué países puedo exportar? No siempre es adecuado exportar al país más cercano. El tipo de producto o servicio que vendamos nos marcará el mejor destino, ya que deberá encajar en el entorno sociocultural del mismo.
- ¿Qué equipo necesito para exportar? Dependiendo del mercado, a veces puede ser suficiente con tener un equipo comercial. En otras ocasiones, el Gobierno del país puede exigir crear una empresa con socios locales.
- ¿Cómo elegir el mejor momento? Valora las circunstancias coyunturales. Por ejemplo, los cambios en el euro-dólar han hecho que la exportación desde países europeos encarezca mucho los productos en los países de destino.
- ¿Cuánto cuesta? Por ejemplo, al planificar la exportación es conveniente definir el volumen previsto y la frecuencia de envíos para plantear cuánto producir, asumir los costes de transporte y los gastos en las aduanas.
Si el autodiagnóstico es positivo y estás preparado para dar el salto puedes encontrar ideas y consejos de cómo llevar a cabo tu proyecto en la “Guía para la internacionalización de las pymes” elaborada por Sage: www.sage.es/actitud