En la anterior intervención, vimos claves para evitar interpretaciones que conllevaran a incumplimientos. Hoy asumimos que se cerró un buen acuerdo y que, aún así, se ha incumplido. Ante esta situación, nos podemos encontrar tres escenarios:
- Aquellos acuerdos que suponen un cambio sustancial en la forma de trabajar y que se han incumplido por resistencia al cambio. Es el "más vale conocido que bueno por conocer", que nos invita a permanecer instalados en un mismo ámbito. En esta ocasión, el liderazgo debe mostrar firmeza. El jefe no puede dar marcha atrás.
- Se confunde sensibilidad con debilidad. Los trabajadores han incumplido para poner a prueba al jefe. Ante este caso, de nuevo firmeza y trasladar malestar.
- Se trata simplemente de mala fe. En tal caso, hay que decidir si se otorga una oportunidad, si se abre expediente o si se aborda directamente al despido. El juego sucio no se tolera.
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