Esta ha sido la semana de la 'resaca' de la luz verde, por la mínima, del real decreto ley de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados. Que les parece una eternidad, les tengo que confesar que a mi también, pero solo ha pasado una semana del “fallo de la legislatura”.
Que provocó que el lunes amaneciéramos entre amenazas, pero con nuestra clase política ya en horas bajas porque, para qué, han debido de pensar.
Escucha el resumen semanal completo en este podcast de El Balance:
Desde los "errores" de la pederastia hasta el despido "improcedente" de un político "que no trabaja", una semana más de líos y vodeviles
El caso es que no estaba frío el cuerpo y ya teníamos otro en el horno. El Salario Mínimo Interprofesional. Y esta vez, ya desde el principio, al Gobierno se le ha hecho bola. Primero, porque la CEOE se descuelga.
Segundo, porque la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lo vende de una manera peculiar.
Y tercero, porque los sindicatos siguen sin estar conformes. Les cuesta decir basta. Unai Sordo, CC.OO., Pepe Álvarez, UGT.
Lo que se ha pactado en el acuerdo bipartito, como lo llama Díaz, es elevar el salario base, el que, como mínimo, deben cobrar todos los españoles que estén trabajando, a 1.000 euros en 14 pagas, atención a esto, con efecto retroactivo desde el pasado 1 de enero de 2022.
Es decir, aunque esto se apruebe en Consejo de Ministros el próximo martes, como está previsto, sus empleadores, en la nómina de febrero ya se lo deberán repercutir además de sumarte el retraso por el enero que cerrábamos hace una semana
Y así, señoras y señores, es como España se va a convertir, tras años de bromas, por la mínima, en un país mileurista.
Cerramos una semana en la que hemos abierto, al menos según el calendario chino, el Nuevo Año, esta vez el del tigre.
Fuera, exorcismo de males, valentía… todo esto nos trae el felino. Aunque para valentía (nótese la ironía) la suya.
Pablo Casado, presidente del Partido Popular, recientemente, en campaña electoral y por los campos históricos de Castilla, más en concreto, en Monzón de Campos, Palencia,
¿Se puede decir en la misma frase que el Gobierno está atacando al lobo y a la remolacha? Casado nos ha demostrado que todo es posible. Es difícil saber si ganará las batallas electorales que tiene en el horizonte.
No deja de ser curioso que entre todos los problemas de España, algún que otro enemigo, el principal objetivo del Estado nacional sea la remolacha. Más parece la política española un diálogo de la mítica serie Vota Juan de HBO.
Lo que a Casado se le pasó por alto fue el pequeño detalle de que la clausura de la azucarera palentina, en 2003 fue consecuencia de una ley promulgada por el Gobierno de José María Aznar.
El "error" de la pederastia
En el lado contrario, para ruido político, ella, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y abanderada de la libertad.
Primero estuvo hablando en Castilla y León, en un intento por reflotar al PP antes de las elecciones, de Franco y su helicóptero y luego se lio... entró en barrena la presidenta entre las acusaciones contra la Iglesia por los abusos en menores que se van a investigar y a los que ha referido de “errores”.
Errores, la pederastia, es uno que se recoge, literal, como un “delito” en el Código Penal, en concreto en el artículo 183.1. Calificándolo como un delito contra la libertad e indemnidad sexual con su propio capitulo. Y son delitos reconocidos. Este es otro “inconveniente” a las palabras de la presidenta.
Y si no le puede echar un ojo a la última carta del papa emérito, también de esta semana, Benedicto XVI en la que ha vuelto, de manera inesperada, a pedir perdón a todas las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia y ha lamentado que su "despiste", al haber negado en un principio su asistencia a una reunión en 1980 cuando era arzobispo de Munich para decidir sobre un sacerdote acusado de abusos a menores, haya dado pie a llamarlo “mentiroso".
Jarro de agua fría
Las tensiones geopolíticas en el Este de Europa persisten con la consiguiente presión sobre el suministro de gas y los precios de la energía. Y, para acabar, los cuellos de botella en las cadenas de suministro no acaban de disolverse, con el lastre que supone para la industria.
Esto ha llevado a la Comisión Europea a presentar este jueves unas previsiones macroeconómicas algo más pesimistas que las de noviembre: entonces situaba la inflación media para 2022 en el 2,2%, ahora lo hace en el 3,5%; entonces apuntaba a un crecimiento del 4,3%, y ahora, del 4%. Paolo Gentiloni es el comisario de Economía.
Y todo a pesar de que lo estamos haciendo bien, es al menos, de lo que se congratula el Gobierno. Nadia Calviño, vicepresidenta.
Y a esto se suma la decisión del Banco Central Europeo de poner fin a las medidas de alivio para la banca por el covid. El supervisor europeo anuncia que las entidades del continente tendrán que operar por encima de sus requisitos de solvencia a partir de enero de 2023, tras casi tres años en los que se les había permitido traspasarlo ante potenciales problemas por la pandemia y para evitar un cierre del grifo del crédito a la economía.