Pavel Gómez del Castillo, Responsable Comunicación de Crédito y Caución, ha presentado el último informe de la compañía en el que se habla del potencial de Latinoamérica. La conclusión es que si sabe jugar bien sus cartas será una grandes beneficiadas por la reordenación del comercio mundial por la rivalidad entre EEUU y China. También por la decisión de la UE de protegerse en su transición energética. En ese sentido aumenta su potencial como zona estratégica.
A pesar de sus bajas perspectivas de crecimiento puede atraer inversiones en los próximos años y beneficiarse de la globalización, comenta Pavel Gómez del Castillo. Además, "su apertura comercial es una de las más bajas del mundo", asegura el responsable de comunicación de Crédito y Caución.
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Pavel Gómez del Castillo, Responsable Comunicación de Crédito y Caución, nos presenta el último informe de la compañía sobre la economía de Latinoamérica.
Poca integración regional
De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, Latinoamérica es una de las regiones emergentes que podría verse más beneficiada por la reorientación actual del comercio global impulsada por la pandemia y los cambios geopolíticos. La rivalidad entre Estados Unidos y China y el esfuerzo de la Unión Europea por remodelar sus cadenas de suministro y reducir la dependencia de materiales estrategicos para la transición energética podrían provocar una mayor presencia de Latinoamérica en las cadenas globales de valor.
La integración de la región en el comercio internacional sigue siendo baja, a pesar del elevado número de acuerdos comerciales de sus países. La apertura comercial, medida como la relación entre el PIB y la suma de las exportaciones y las importaciones, es del 46%, una de las más bajas del mundo, lo que sugiere un alcance heterogéneo de sus tratados de libre comercio.
El papel del Mercosur
Especialmente en Mercosur, el bloque comercial más grande de la región, las barreras no arancelarias al comercio afectan a dos tercios de los bienes importados y a tres cuartas partes del valor de estos bienes.
Además de una reducida apertura comercial, la región adolece de la transferencia de conocimiento y tecnología que debería generar ese comercio. México es el único país de la región integrado en las cadenas globales de valor, como parte de su acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá. Las manufacturas no solo representan el 77% de sus exportaciones, la tasa más elevada de la región, sino que el 80% son bienes de tecnología media o alta, lo que ilustra la importancia de un comercio Sur-Norte que también está presente en Centroamérica.
Por el contrario, en América del Sur la proporción de manufacturas en las exportaciones apenas supone el 18%. Esta tasa ha disminuido en las últimas dos décadas, un reflejo del ascenso de China como fábrica del mundo que ha relegado progresivamente a América del Sur a proveedor de materias primas.
El nuevo panorama geopolítico supone una oportunidad regional para aumentar los flujos de inversión extranjera directa y ascender en la cadena global de valor. Su proximidad geográfica con el mercado de consumo más grande del mundo, la competitividad de sus costos laborales y sus fuertes vínculos culturales e institucionales con América del Norte y Europa, constituyen una ventaja en un contexto en el que las empresas buscan fortalecer la resiliencia y sostenibilidad de sus cadenas de suministro a través de procesos como el nearshoring o el friendshoring.
De acuerdo con el informe difundido por la aseguradora, estos procesos podrían generar oportunidades en sectores como automoción, textil, farmacéutico o energías renovables. México, Costa Rica, República Dominicana, Chile y Colombia son los mercados mejor posicionados. En la mayoría de los demás países de América del Sur las perspectivas son peores por la falta de acuerdos comerciales con Estados Unidos o la Unión Europea.
Sin embargo, la transición energética podría desencadenar una ampliación de los vínculos comerciales con países ricos en minerales críticos como el litio (Argentina, Bolivia y Chile), el cobre (Chile, Perú), el níquel y el grafito (Brasil).
Dar prioridad a la profundización en los acuerdos de libre comercio, impulsar el comercio intrarregional y reducir los altos costos comerciales son claves para integrar la región en las cadenas globales de valor y elevar su productividad y crecimiento. Para que esto suceda, será necesario eliminar obstáculos regulatorios, mejorar infraestructuras, reducir costos de transacción, aumentar la competencia e impulsar la eficiencia del sector público.
Aunque la región ha afrontado importantes desafíos económicos en los últimos años, sus perspectivas de crecimiento siguen siendo las más bajas entre todas las regiones emergentes. Esto se debe, en gran medida, a sus debilidades estructurales, como el tamaño de su economía informal, los déficits educativos para capacitar a su mano de obra o el retraso en la digitalización, que frenan la expansión del comercio y reducen su atractivo para atraer inversiones en sectores de mayor valor añadido.