Theresa May, primera ministra del Reino Unido, dimitirá mañana 7 de junio como líder del Partido Conservador tras anunciarlo la semana pasada en un emotivo discurso. Lo va a hacer tras ser presionada por sus filas y abandonada por su gabinete, pero permanecerá, de todas formas, como primera ministra porque de momento no encuentran a un sustituto.
Durante los tres años que han acompañado a Theresa May en su gobierno, ha convivido con diferentes elecciones, un plan del brexit, dos atentados, dimisiones en cascada y el escándalo de la generación Windrush. Pero lo que más ha caracterizado este tiempo han sido sus constantes intentos de que Reino Unido saliera de la Unión Europea con acuerdo.
Toda esta historia de Theresa May con el Brexit empezó en julio de 2016, cuando la primera ministra, que asume el cargo tras el abandono de David Cameron, da un discurso en el que promete gobernar un país que trabaja y se esfuerza por sus habitantes, lo que más tarde se ha traducido en poner sudor y sangre en sacar adelante el Brexit.
Fue un 17 de enero de 2017, cuando May anunció que el Reino Unido dejaría el sistema de mercado único y la unión aduanera a la vez que sometía a votación la forma en la que el país dejaría de pertenecer a la Unión Europea, tras lo cual la primera ministra adquirió el mote de “La Dama De Hierro”.
Ese mismo 24 de enero David Neuberger informa a May de que necesitará la autorización previa del Parlamento para activar el artículo 50 por el que se amplía la fecha límite de separación entre Londres y Bruselas. Una vez activado este artículo el 29 de marzo del 2017, comenzaban las duras negociaciones con Bruselas para llevar a cabo el Brexit.
En las elecciones del 9 de junio de 2018 el Partido Conservador perdió la mayoría absoluta y Jeremy Corbyn, la oposición, intentó que May dimitiera. Pero May siguió en su puesto y con el paso del tiempo varios de sus ministros fueron dimitiendo del proyecto por cómo se iban desarrollando las cosas con el Brexit
May decidió poner cinco condiciones duras a Bruselas para salir de la Unión Europea entre las que renunciaba a la unión aduanera y proponía un acuerdo de libre comercio lo más amplio y profundo posible. En junio del 2018 suavizó las cláusulas con intención de fomentar un compromiso sobre la relación aduanera.
Y por fin fueron tres veces las que el Parlamento británico tiró el plan de Theresa May para el Brexit. En enero sufrió una derrota de hasta 230 escaños de diferencia y el partido conservador llegó a celebrar una moción de confianza (lo que aquí se llama moción de censura) contra su liderazgo, pero May sobrevivió. Tenían que pasar 6 meses hasta que se pudiera presentar otra moción y algunos diputados quisieron incluso cambiar la ley para anticipar esa posible moción, sin éxito.
El 29 de marzo May planteó a Jeremy que negociasen juntos una nueva estrategia para lograr el Brexit más favorable, pero la propuesta no llegó a ningún lado y el 11 de abril se pactó una prórroga que extiende la salida de Reino unido de la que hasta el 31 de octubre.
Ahora Donald Trump, el presidente estadounidense, le ha ofrecido a Londres un acuerdo comercial “fenomenal” con EEUU y ha alentado un Brexit duro y sin acuerdo.
Con la dimisión de Theresa May mañana y Westminster en una crisis sin precedentes, las opciones que quedan son la celebración de un segundo referéndum al que abrió las puertas May, cancelar el brexit, abandonar el bloque sin pacto o elecciones generales antes de que finalice el año.