En su intento por alcanzar la omnipotencia, Elon Musk se la ha 'pegado'. Más pendiente de protagonizar escenas propias de sitcom en la Casa Blanca que de lo que ocurre en Tesla, el magnate ha visto como las últimas cuentas del fabricante de vehículos eléctricos han rozado el estrépito.

Las ventas se han desplomado más de un 70% por la falta de evolución en sus modelos, el empeño de Musk de arreglar el mundo y la competencia china.

La firma estadounidense ha perdido cerca del 40% de su valor bursátil en lo que va de año y las perspectivas para la compañía hace tiempo que no son demasiado esperanzadoras. Y es que el gran dragón chino se ha empeñado en mejorar cada innovación que plantea Elon Musk.

Tesla no puede parar el avance de su verdugo asiático

El fabricante de vehículos eléctricos estadounidense se desploma al tiempo que las firmas chinas se expanden en el mercado

Las mejoras chinas

Zeekr anunciaba hace unas semanas que presentará su nuevo sistema de conducción autónoma en el Salón del Automóvil de Shanghái, que da su pistoletazo de salida este miércoles. Mientras que BYD ha presentado unos cargadores ultrarrápidos superiores a los de Tesla. Bajo la premisa “Tan rápido como echar gasolina”, BYD asestaba un duro golpe a la tecnológica americana.

Precisamente este fabricante chino tiene entre manos construir una planta capaz de fabricar un millón de unidades al año para colocarse entre los 3 mayores productores del mundo. La megafactoría, que actualmente podría lanzar al mercado 400.000 coches al año, podría ser más extensa que toda la ciudad de Barcelona.

Los mayores exportadores del mundo

Por algo se han convertido en los mayores exportadores del mundo. En 2024 superaban por primera vez a Estados Unidos tras vender 13,4 millones de vehículos a nivel mundial. En los tres primeros meses del año han superado el millón y medio, un 16% por encima del ejercicio anterior, según Reuters. En Europa la importación de coches chinos se ha multiplicado casi por cinco en apenas un lustro.

Evidentemente, están causando un terremoto en todo el sector, que amenaza con el cierre de plantas de producción en todo el mundo ante el tsunami de vehículos eléctricos chinos.

Ahí se torna clave el apoyo del Estado. Los bancos controlados por el Gobierno de China prestaron 1,9 billones de dólares adicionales a prestatarios industriales en los últimos cuatro años según The New York Times.