Ha sido la cumbre del clima más larga de la historia pero ha terminado con un decepcionante acuerdo de mínimos. A pesar de que el lema de esta COP25 era "Tiempo de Actuar", finalmente no ha sido así. Y la ciencia alerta de que el margen se agota.
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Solo logra incluir un llamamiento a endurecer el recorte de emisiones en 2020. La regulación para los mercados de carbono no obtiene consenso y queda aplazada al año que viene, a la cumbre de Glasgow.
Para Carolina Schmidt, ministra de Medio Ambiente de Chile, la cumbre termina con esperanza, pero también con decepción, porque según ha dicho "los ciudadanos están pidiendo que actuemos" y no se ha conseguido.
En la misma línea, Teresa Ribera, ministra en funciones para la Transición Ecológica, mostraba su decepción con el resultado y señalaba a los grandes países que han puestro trabas, como Brasil o Estados Unidos.
El final de la cumbre tuvo que prorrogarse. Se llegó a un primer borrador, que muchos países consideraron inaceptable por su falta de ambición.
En un pleno este domingo sobre las 10 de la mañana, se presentaba finalmente un texto con referencias a aumentar la ambición climática, es decir, a presentar planes de recortes de emisiones más duros en 2020.
Pero no ha sentado bien que se haya quedado fuera la regulación para los mercados de carbono. A través de ese mecanismo, los países y empresas hubieran podido intercambiar derechos de emisiones.
¿Qué sí se ha acordado?
La cumbre termina con 3 compromisos:
- Que en 2020 los países presenten planes de reducción de emisiones de carbono "más ambiciosos", que respondan a la emergencia climática.
- El papel de la ciencia: El texto reconoce que cualquier política climática debe ser acorde a las evidencias científicas.
- El océano y el uso del suelo fue un tercer punto clave de este consenso, reconociendo la importancia de mantener su equilibro para el buen funcionamiento del sistema climático.