Davos 2020 ha sido, entre otras cosas, el gran espectáculo de Greta y Donald Trump. Vaya la de pullitas que se han dejado caer…
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Desde un Trump que sale de su ateísmo medioambiental hasta una Greta que les echa la bronca a los grandes líderes, el tira y afloja entre la activista sueca y el Presidente de EEUU ha sido un espectáculo de pullitas. Todo han sido alusiones indirectas. La más destacada, la de Trump a Greta como profeta de la fatalidad:
"No es un momento para el pesimismo. El miedo y la duda no son un buen proceso de pensamiento porque éste es un momento de tremenda esperanza, alegría, optimismo y acción. Pero para abrazar las posibilidades del mañana debemos ignorar a los profetas de la fatalidad y sus predicciones de un apocalipsis".
Un estilo más directo es el del Secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin. Él, directamente, manda a Greta a estudiar Economía antes de soltar sus discursos medioambientales. A lo que la activista contesta:
"Nos critican así todo el tiempo y por supuesto si nos preocupase eso entonces no seríamos capaces de hacer lo que hacemos".
Y con tanto tira y afloja, hay expertos que ponen en cuestión la finalidad de esta cumbre. “El Instagram de la economía” es como califica a Davos Fernando Tomé, vicerrector de Estudiantes y Empleabilidad en la Universidad de Nebrija.
Y sí, aunque los helicópteros y jets privados que sobrevuelan la localidad suiza muy sostenibles no son, eso no significa que en Davos no se trabaje en cosas que trascienden.
Porque en Davos hay muchas más palabras con impacto real que las que se expresan en las conferencias. Quienes acuden a la ciudad no lo hacen sólo para dar una charla o escucharla, sino para hacer nuevos contactos o fortalecer algunas relaciones. Davos es mucho más entre bastidores y eso lo saben bien quienes han estado, como Luis Álvarez Satorre, CEO de Sia Group, quien ha asistido al evento los últimos diez años.
¿Por qué acude Ana Botín al evento si no va a dar ninguna charla? ¿Con quién se reúne? ¿A quién le interesa conocer? Ése es el Davos que no se cuenta. Es el Davos por el que Sánchez se reúne con Tim Cook y con el representante de Amazon Web Services. Es el Davos de las miradas cómplices y las reuniones a puerta cerrada.