Las próximas citas de los banco centrales centran la atención. Los próximos 18 y 19 de junio se reúne la Reserva Federal y se espera que anuncie (o dé pistas) una bajada de tipos. Lo mismo pasa con el BCE, que se reunirá el 25 de julio y también podría dar algún paso en esa dirección.
El Banco Nacional Suizo anunció este jueves que mantiene su política monetaria expansiva y deja los tipos de interés sin cambios, en negativo, en el -0,75%. Con ello quiere seguir "estabilizando la evolución de los precios y apoyando la actividad económica". El organismo repite el mismo mantra que el resto de bancos centrales: que mantendrán esta política monetaria tanto tiempo como sea necesaria. Según el banco suizo hace falta mantener los tipos en negativo para aliviar la presión sobre los francos suizos.
Entre sus principales argumentos, también la incertidumbre política y las tensiones comerciales, que podrían afectar a los mercados financieros y terminar con un mayor deterioro del sentimiento económico.
Además de mantener tipos, ha dado sus previsiones para la economía global, para la que ve señales mixtas. Por un lado, el PIB creció en el primer trimestre y en las grandes economías el avance superó lo previsto. Pero la producción manufacturera se ha debilitado en varios países. El Banco Nacional de Suiza espera que el crecimiento en los próximos trimestres se mantenga, gracias a la política monetaria expansiva de los bancos centrales y a la política fiscal en algunos países. Este organismo fue el primero en reducir los tipos de interés hasta situarlos en negativo, en 2014. Ahora, es el país que tiene los tipos más bajos del mundo. Pero además el mercado comienza a descontar una nueva bajada de los tipos de interés para 2020 hasta el -1%.
Las tensiones comerciales están poniendo en jaque a los bancos centrales de todo el mundo. El primero en dar pistas de que podría bajar tipos fue precisamente la Reserva Federal. Tras conocerse ayer el dato de IPC de mayo, que se ha situado en el 1,8%, una décima menos de lo esperado, los expertos dan por descontado que la Fed podría recortar los tipos de interés a una de las dos próximas reuniones que tendrán lugar en junio (el 18 y 19) y julio. También influye la ralentización en la creación de empleo, hasta los 75.000 puestos de trabajo el pasado mes de mayo, por debajo de lo previsto.
Además las peticiones de subsidio por desempleo en Estados Unidos han subido en 3.000 hasta las 222.000, peor que la previsión de los analistas, que esperaban un recorte de 4.000 peticiones. La Fed tiene margen, porque ahora mismo están en una horquilla de 2,25 – 2,50%.
Después ha sido el BCE el siguiente organismo en admitir que una de sus opciones pasa por llevar el precio del dinero a terreno negativo por primera vez en su historia, como ya han hecho el banco central suizo o el de Japón.
Además, en el caso de la Eurozona, el hecho de que la tasa de depósitos esté en negativo (-0,4%) ha hecho que los bancos se hayan dejado en este concepto 21.400 millones de euros, desde que se situase en este nivel, hace ahora 5 años. A través de esta medida se obliga a los bancos de la zona euro a pagar esa cantidad anual por su exceso de liquidez: el dinero que dejan a un día en la facilidad de depósito más el que aparcan (en principio por más tiempo) en el exceso de reservas del BCE. Esta penalización afecta con más intensidad a los países cuya banca necesita operar con grandes cantidades de liquidez por su modelo de negocio.
Varios expertos están apuntando ya a que la política acomodaticia de los bancos centrales tiene efecto al aplicarse durante un plazo, pero que este entorno de tipos bajos continuado puede dejar de funcionar como se espera.