Otro eslabón débil en la cadena de suministro mundial: el derrumbe del puente Francis Scott Key en Baltimore. A un lado el drama humano; a otro, el destrozo económico. El tráfico en el puerto de Baltimore ha quedado suspendido hasta nuevo aviso. El puerto de la ciudad es uno de los más importantes de Estados Unidos, no por su actividad total, con 52,3 millones de toneladas de cargo procedente del extranjero ocupa el decimosexto puesto del país, sino por lo que pasa por el puerto: Baltimore alberga el puerto más importante del país en comercio de coches. Además, es un emplazamiento clave en el comercio de maquinaria agrícola, carbón, metales, gas natural licuado y punto clave para empresas como Ikea o Amazon.
Consecuencias económicas de la suspensión de actividad en el puerto de Baltimore tras la caída del puente Francis Scott Key
El puerto emplea a 15.300 personas y cerca de 140.000 dependen de la actividad que se deriva del puerto.
Aunque es importante en el comercio de automóviles, Baltimore es uno de los puertos de contenedores más pequeños de la costa nororiental de EEUU (265.000 contenedores en el cuarto trimestre del año pasado). Se espera que el flujo de contenedores pueda derivarse al puerto de Nueva York y Nueva Jersey (que manejó alrededor de 2 millones de contenedores en ese mismo período) o al puerto de Norfolk en Virginia (que manejó 850.000)
El puente Francis Scott Key lleva el nombre del hombre que escribió el texto del himno de Estados Unidos, Star-Spangled Banner. El puente tardó cinco años en construirse y se completó en 1977. El costo en ese momento era de alrededor de 141 millones de dólares.