Les hablamos este viernes de un activo que está dando que hablar desde hace semanas. Miramos al mercado de los minerales y concretamente al problema de las tierras raras ¿Qué son? ¿Por qué las está utilizando ahora China, quien las controla, como arma de presión contra Estados Unidos?
Lo contamos en este podcast de Mercado Abierto:
Estos 17 minerales nos permiten hablar por teléfono, conducir y hasta llevar las gafas ¿qué son? ¿qué tiene que decir España de todo esto?
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Son únicamente 17 minerales, pero qué minerales. Son algunos de aquellos elementos de la tabla periódica que todos nosotros estudiamos en algún momento de nuestra educación secundaria y que hoy son indispensables para la industria tecnológica y armamentística de todo el mundo.
Las tierras raras son minerales reconvertidos en el eje axial de la transformación económica en la que está inmerso el mundo desde el estallido de la pandemia de la COVID-19 y que, según los últimos datos disponibles en el mercado, han duplicado su precio en solamente un año. Un dato que hay que remarcar porque es el inicio de toda la disputa comercial entre dos potencias del tamaño de China y Estados Unidos.
¿Qué son las tierras raras?
Pero para conocer, exactamente, de qué estamos hablando cuando ponemos sobre la mesa el término de “tierras raras” conviene hacer un breve repaso de los minerales de los que estamos hablando.
Las tierras raras aparecen en forma de óxidos, tienen propiedades magnéticas, entre otras muchas, y son en gran parte familia de los lantánidos, aunque no todos ellos.
Por un lado están el escandio y el itrio que no son lantánidos y después están los 15 elementos del grupo de los lantánidos. Y de esta decena son dos de estos elementos los que hasta la fecha están viviendo el mayor boom: el neodimio y el praseodimio.
¿Para qué se utilizan estas tierras raras?
Para muchas cosas y no tan punteras como se podría pensar en un primer momento. Se utilizan para fabricar los motores de los coches eléctricos, las turbinas eólicas, los teléfonos móviles, la fabricación de microchips, tan en liza estos últimos meses; también están en nuestro televisor, en las lámparas de bajo consumo o hasta en las gafas.
¿Por qué son "raras"?
Porque pese a que son bastante comunes en la naturaleza, son “raros” porque no se encuentran en concentraciones altas ni en estado puro en el planeta, forman parte de óxidos o silicatos lo que, en definitiva, complica su extracción.
¿Y cuál es el problema de todo esto? Pues que, como en múltiples ocasiones, la Tierra no es capaz de producir de forma natural todo lo que el ser humano necesita. Para satisfacer la demanda que existe en estos momentos de tierras raras, solo para los vehículos eléctricos, se necesitan cinco veces más material de lo que tenemos. Así lo dice un informe del banco suizo UBS publicado hace apenas unos días.
Desde la entidad helvética esperan, de hecho, que la demanda de estos materiales se dispare un 300% para 2030 como consecuencia del aumento de las necesidades “sostenibles” de nuestra especie.
¿Qué pinta China en todo esto?
Siendo tan importantes en nuestra vida, también lo son en la política. En especial en la actual guerra comercial entre Estados Unidos y China ya son un arma de presión. El gigante asiático produce alrededor del 80% de las tierras raras que consume la industria de todo el mundo. Como se podrán imaginar, las consecuencias de este cuasimonopolio son las enormes ventajas estratégicas con las que cuenta Pekín para poner en jaque el mundo entero.
Lo que sí hay que decir es que. de hecho, el 88% de sus exportaciones van a parar sólo a cinco países: Japón, Estados Unidos, Países Bajos Corea del Sur e Italia.
Este oro del siglo XXI le ha valido a China una inmejorable situación de partida en lo que respecta a su guerra comercial particular con Estados Unidos.
Hace unos días el diario británico Financial Times aseguraba que China podría limitar el suministro de estos minerales a empresas de Europa y Estados Unidos, lo que puede generar importantes cuellos de botella en las cadenas de producción de muchos bienes, pero sobre todo de los relacionados con la consecución de un mundo más sostenible.
¿Qué tiene que decir España?
Un apunte curioso en este tema es que aquí España tiene algo que decir. En este contexto nuestro país puede llegar a convertirse en un actor clave como productor de estos materiales ya que tenemos numerosos puntos repartidos en toda la geografía castellana que albergan algunos de estos materiales.
Frente a esta realidad, la política del Gobierno español pasa, tal y como afirmó hace unos meses la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, por potenciar el "autoabastecimiento sostenible".
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territorios de los que hablaba la ministra que pasan, entre otros sitios, por Ciudad Real. Allí está en estos momentos en desarrollo uno de los proyectos más importantes para España. El proyecto Matamulas. En Mercado Abierto hemos hablado con la empresa minera encargada de su explotación, Quantum Minería desde donde confían en que estas disputas puedan llegar a autoabastacer de este tipo de materiales a España.
Aunque se mostraba escéptico ante esta posibilidad Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano quien cree que España "nunca" podrá suplir el papel de China.
Metales cotizados
Y un último apunte en clave bursátil, existe un índice en los mercados, el conocido como Strategic Metals Index, que engloba a las veinte mayores compañías del sector, que ahora cotiza sus máximos desde 2014. En concreto, acumula un avance del 218% desde el pasado mes de marzo cuando, recordemos, los bloqueos y las restricciones a nivel mundial para atajar el avance de la pandemia de la COVID-19 dispararon la demanda de tecnología en todo el mundo.
Por ahora no hay una alternativa conocida a las tierras raras, así que si China decide imponer restricciones, Biden no va a tener más remedio que dar marcha atrás en sus promesas medioambientales. Porque tal y como aseguraba en una rueda de prensa en la Casa Blanca hace unos días, la seguridad del país "depende" de ello y porque el mundo, tal y como lo conocemos, depende de estos 17 elementos.