Desaceleración sincronizada. El Fondo Monetario Internacional ha utilizado de nuevo esta expresión para referirse a la economía global, una economía a la que le destina un pronóstico precario.
Rebaja las previsiones de crecimiento global a un 3% para este 2019 y un 3,4% en 2020, lo que supone una rebaja de dos y una décima respecto a lo esperado en sus previsiones del pasado mes de julio.
En el caso de la previsión para este año, se trata de su ritmo más lento desde la crisis financiera global. Los motivos de esa debilidad: unas fuertes barreras comerciales y tensiones geopolíticas crecientes. De hecho, el FMI espera que las tensiones comerciales entre China y EEUU reduzcan el nivel global del PIB en un 0,8% para 2020.
Según el análisis de Juan Carlos Martínez Lázaro, hay un exceso de alarmismo y pesimismo:
A esa incertidumbre comercial, que está dañando las inversiones y la demanda de bienes capitales, hay que añadir otros factores cruciales que están frenando el crecimiento global, como el deterioro de la actividad manufacturera y la contracción en la industria del automóvil por factores como la disrupción de los nuevos estándares de emisiones en la zona euro.
España también modera el crecimiento
España también se lleva su ración de rebaja, aunque se mantiene a la cabeza de crecimiento de la eurozona. Nuestro país crecerá un 2,2% este año y un 1,8% el próximo, según el FMI, lo que supone una décima menos de lo previsto en ambos casos.
Respecto al conjunto de la zona euro, se prevé una expansión del 1,2% en 2019 y un 1,4% en 2020, con lo que España se sitúa por encima de la media y bastante por delante del pronóstico de crecimiento para la locomotora alemana, que crecerá un 0,5% este año y un 1,2% el que viene.