Tres años después de que Reino Unido votase por abandonar la Unión Europea, se ha materializado la separación a través de un acuerdo de retirada estructurado. La salida de Reino Unido se hizo realidad en la medianoche (CET) del viernes 31 de enero de 2020. Mientras la atención se centra en la futura relación comercial con Europa, a corto plazo los impactos económicos en Reino Unido seguirán provocando dificultades a las empresas.
Pavel Gómez del Castillo, director de comunicación de Crédito y Caución
Ahora que la fecha del Brexit ha vencido, Reino Unido puede abrir la negociación formal de nuevos acuerdos comerciales. El más importante se refiere a la futura relación comercial con la Unión Europea. Los acuerdos actuales se mantendrán en vigor hasta el 31 de diciembre de 2020. No obstante, dada la brevedad de este plazo temporal, resulta probable que sólo sea plausible un acuerdo futuro limitado que podría suponer un doloroso ajuste en 2021.
Más aún, si las dos partes fracasasen en la negociación de un acuerdo comercial al final del período de transición, corren el riesgo de retroceder a una relación basada en las normas de la Organización Mundial del Comercio. Las presiones sobre el entorno económico y las incertidumbres subyacentes seguirán pasando factura a Reino Unido y los mercados de la Unión Europea.
El largo período de incertidumbre ha creado un clima de sentimiento negativo, que probablemente persistirá en 2020 a falta de detalles sobre la futura relación comercial. Tras estancarse en 2019, esperamos que la inversión empresarial británica se mantenga plana nuevamente este año en un contexto de baja confianza y alta indeterminación.
Se prevé una desaceleración, hasta cierto punto suavizada por estímulos fiscales y monetarios, que situará el crecimiento económico de Reino Unido en el 1% en 2020. Muchas empresas que ya se han debilitado significativamente por la inestabilidad de las condiciones desde el referéndum de 2016 siguen en riesgo de insolvencia.
Las insolvencias empresariales en Reino Unido aumentarán
Cabe esperar que las insolvencias continúen aumentando en Reino Unido, con un incremento del 7% o superior en 2020. Del mismo modo, podemos esperar un aumento de los fracasos empresariales en la mayor parte de Europa, aunque a un ritmo más moderado. Las insolvencias en Reino Unido han crecido significativamente desde 2018, aumentando otro 8% interanual en 2019.
El sector minorista sigue enfrentándose a un incremento de las quiebras debido a la menor confianza de los consumidores y las dinámicas cambiantes del sector. Al depender en gran medida de las rebajas estacionales, los minoristas suelen mirar a las ventas de diciembre para reforzar su rendimiento. Sin embargo, las ventas totales de los minoristas cayeron en general en noviembre y diciembre, según los datos patronales.
En el caso de los sectores británicos dependientes de las importaciones, en especial agrícolas y alimentarias, el Brexit sigue siendo un factor de amenaza de mayores costes logísticos que podrían tener dificultades para absorber. El sector de la construcción ya se ve amenazado por la debilidad de las inversiones. El riesgo de aumentar los costes para atraer trabajadores y la pérdida de mano de obra cualificada de ciudadanos de la Unión Europea que trabajan en Reino Unido podría elevar aún más los riesgos de insolvencia.
Los riesgos a la baja se incrementan en la Unión Europea
El impacto sobre las insolvencias en el resto de Europa será más moderado. Los países con vínculos comerciales más estrechos con Reino Unido, como Irlanda, tienen más probabilidades de estar en riesgo.
Se espera un impacto en las insolvencias en otros importantes socios comerciales, como Bélgica, Países Bajos y Dinamarca, así como en el resto de Europa, pero más limitado. En cualquier caso, el clima sigue siendo volátil y, en general, el riesgo de que aumenten las quiebras empresariales supera la probabilidad de un impacto modesto.
Prevemos que los sectores industriales que dependen en gran medida de las exportaciones a Reino Unido, como automoción, textil o la alta tecnología, se vean afectados de forma más significativa.
Si bien las previsiones económicas generales siguen siendo moderadas, no se debe subestimar las oportunidades de crecimiento comercial durante y después del período de transición.
Una de las claves del éxito será la solidez de la estrategia de gestión de riesgos que combine el acceso a una inteligencia empresarial fiable en la toma de decisiones informada y la capacidad de proteger a la empresa de los riesgos comerciales.