En un momento en que los principales productores de petróleo buscan acuerdos para mantener la producción, las empresas del sector son protagonistas. En América Latina, además de la crisis de precios, hay crisis de corrupción. Ejemplo de ello es la compañía mexicana Pemex, que se ha visto obligada a realizar reformas y se encuentra inmersa en un proceso de reestructuración. Según Luis Esteban Manrique, Editor de Informe Semanal de Política Exterior, el principal problema de la empresa es el lastre que tiene por la estructura del poder político del país.
Sumando a Pemex la difícil situación por la que pasan PDVSA (Venezuela) y Petrobas (Brasil), Manrique sostiene que el modelo económico basado en el petróleo que tienen muchos países latinoamericanos (en México el crudo supone el 30% de los ingresos) no funciona porque requiere grandes inversiones. Las cosas han empeorado con el desplome de los precios del crudo.
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