El hashtag #MeToo, que se ha popularizado como grito de guerra contra las agresiones y el acoso sexual, podría convertirse en el nuevo activo empresarial de moda. Varias compañías se han movilizado ya para rentabilizar el eslogan como marca comercial.
Ejemplo de ello es la empresa americana de cosmética y belleza, Hard Candy, que solicitó el pasado mes de octubre una marca registrada para usar el eslogan como reclamo publicitario, suscitando muchas críticas en las redes sociales. También es el caso de Fuzzy Logic, que utiliza #MeToo en pulseras de goma y silicona, según MarketWatch.
El intento de capitalizar el movimiento de denuncia aumenta ante la expectativa de que los consumidores serán más favorables a comprar productos de empresas que se alinean con sus creencias. Decenas de firmas han subido a la pasarela y llevado a las tiendas prendas con lemas feministas, incluidas marcas del grupo Inditex o H&M. Incluso hay firmas que nacen con el objetivo de dar voz al empoderamiento femenino a través de la moda, como Feminist Apparel o la española Animosa.
#MeToo es el último ejemplo, pero no el único. También se han tratado de rentabilizar otros movimientos, como es el caso #BlackLivesMatter y Pepsi, en un anuncio con la modelo Kendall Jenner. Ante la controversia surgida, la compañía terminó disculpándose y explicando que no intentaban quitarle importancia a ningún tema serio.
La polémica está servida: ¿ayudan estos mensajes a visibilizar el movimiento o se apropian de él para generar ventas, socavando sus objetivos reales?
#MeToo, el último movimiento con el que hacer caja
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