En una jornada de transición para el Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi no ha sorprendido ni a los mercados ni a los analistas. Reitera, como en los últimos meses, el éxito de las políticas del organismo como apoyo fundamental a la recuperación económica y pide más reformas a los países de la eurozona. El Consejo de Gobierno del BCE no ha “hablado del tapering”, ni de la disminución gradual del programa de compra de bonos a partir de abril ni en el próximo año.
El Banco Central Europeo mantiene los tipos de interés en el 0% y la tasa de facilidad de depósito, es decir, lo que cobra a los bancos por el exceso de reservas, en el -0,40%. El organismo también deja sin cambios el volumen de su paquete de compras de deuda pública en 80.000 millones de euros mensuales, hasta marzo de 2017. Como anunció en diciembre, a partir de abril, está cantidad se reducirá hasta 60.000 millones de euros mensuales hasta diciembre de este año o “más allá si es necesario”.
El gobernador del BCE, Mario Draghi, reconoce que los precios de la eurozona están creciendo (un 1,1% según el IPC de diciembre), pero impulsados principalmente por los precios de la energía. No se aprecia, dice, signos de fuerte crecimiento en la inflación subyacente, algo que también destaca el director de deuda pública de Ahorro Corporación, Javier Casal. Califica la comparecencia como “bastante anodina, aburrida”.
El mensaje anodino de Draghi no despierta al mercado
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