Es esencial condonar hasta medio billón de dólares de deuda para ayudar a los países en vías de desarrollo con mayor riesgo de impago a volver a una situación fiscal más sólida y cumplir los objetivos climáticos y de desarrollo, según las conclusiones del último informe de la Universidad de Boston.
Los recortes de deuda contraída con acreedores públicos y privados por el 61% de los países que ya están en una stiaución crítica o corren un mayor riesgo de estarlo son esenciales - cuenta el documento - para evitar "impagos en cascada".
"Sin un alivio ambicioso de la deuda, muchos de los países más pobres no tienen ninguna posibilidad", afirma Kevin Gallagher, copresidente del estudio y director del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston.
La pandemia de la COVID-19, seguida de los impactos por los precios de los alimentos y los combustibles tras la invasión de Rusia a Ucrania en 2022, ejercieron una enorme presión sobre las finanzas públicas y provocaron un aumento vertiginoso de los costes de endeudamiento.
Al mismo tiempo, la deuda soberana de los mercados emergentes ha aumentado en un 178 %, desde la crisis financiera mundial, hasta alcanzar los 3,9 billones de dólares en 2021 y la estructura de los préstamos se ha hecho cada vez más compleja.
La solución
Los investigadores proponen incluir instrumentos que habían aliviado anteriores crisis de deuda de mercados emergentes.
Esto incluiría un mecanismo de garantía que proporcionaría mejoras para los bonos Brady de nueva emisión centrados en la recuperación ecológica e inclusiva, que los acreedores privados y comerciales pueden canjear con un recorte significativo de la deuda antigua.