El consumo en navidad se incrementa y tras meses de precios por las nubes, la capacidad de gasto de los hogares españoles se resiente. El ahorro que los españoles acumularon durante la pandemia se va agotando con el paso del tiempo. Para muestra un botón, las familias retiraron entre enero y agosto 21.847 millones de euros de sus depósitos, una cifra récord.
Sin embargo, la rueda del consumo no se detiene. Estas navidades cada español ha gastado de media 745 euros, según la Organización de Consumidores y Usuarios. ¿Cómo puede aumentar el gasto con menos dinero? Acudiendo a herramientas de crédito como las tarjetas revolving.
Su uso ha aumentado durante las pasadas navidades y son un arma de doble filo que puede multiplicar la deuda de las familias
Es habitual que durante la campaña navideña la demanda de tarjetas revolving aumente. Aunque no es la alternativa más recomendable si no se conocen sus riesgos. Desde Reclama por mí la recomendación es evitar su uso. Y es que las consecuencias pueden ser graves. No en vano, entre el 15 de diciembre de 2021 y el 6 de enero de 2022 las reclamaciones por tarjetas abusivas crecieron un 90%.
¿Qué son las tarjetas revolving?
Las tarjetas revolving no dejan de ser un tipo de tarjetas de crédito. Como tal, se pueden realizar pagos independientemente del dinero que se disponga en la cuenta corriente.
La particularidad de este tipo de productos es que permiten aplazar el pago a plazos con intereses elevados, que pueden estar entre el 20% y el 25%. El usuario escoge si quiere pagar un porcentaje del saldo pendiente que quiere devolver cada mes, o una cuota fija.
¿Por qué se utiliza?
Parte de la culpa recae sobre el usuario, que contrata el servicio sin saber muy bien de qué se trata, pero en el otro lado de la balanza está la propia naturaleza del mismo, una herramienta de préstamo cuya deuda no deja de crecer. En consecuencia, la deuda se incrementa incluso aunque los clientes cumplan con los plazos pactados.