El tercer puesto en capitalización corresponde a Ripple con un precio actual de 1,04 dólares, aunque ha llegado a superar los 3 dólares en cuestión de semanas. El origen de esta moneda digital nos remonta al año 2012, cuando sus creadores apostaron por un protocolo de transferencias financieras que pudiera ofrecer a las entidades y servicios tradicionales un medio de pago de código abierto y distribuido, alternativo a sus sistemas cerrados y llenos de comisiones.
En este sentido, Ripple no sustituiría al dinero tradicional o fiat sino que sería un medio con el cual transferir divisas y monedas digitales de un lado al otro fácilmente y con pocas comisiones. Su principal ventaja es la rapidez del protocolo XRP frente a las transferencias bancarias y los intercambios de otras criptomonedas. Otro de sus atractivos es que dispone de un puente con la red de bitcóin que permite operar en ella a cualquier usuario de Ripple sin necesidad de una cartera propia en dicha red. Además, esta moneda digital ya está preminada.
De un modo parecido, Stellar Lumen apuesta por el papel de intermediario y proveedor de pagos, con el objetivo de hacerlos más sencillos y cómodos. Sus creadores plantean un protocolo descentralizado con el que poder enviar dinero en una divisa y que llegue en otra. Pueden ser monedas fiat, como el dólar o el euro, o criptodivisas. También hace el papel de puente entre una y otra moneda.
Esta plataforma cuenta con el respaldo de un gigante como es IBM, alianza que ha favorecido el incremento de su precio y atrae a usuarios de todo el mundo. Su precio actual es de 38 centavos y ocupa el octavo puesto por capitalización de mercado. Si a Ripple se le llama la criptomoneda de los bancos, con aliados como American Express o el español Santander, Stellar sería la moneda de los emprendedores.
Si bajamos al décimo puesto en la clasificación de CoinMarketCap, nos encontramos con IOTA, una divisa virtual pensada para hacer micropagos en el Internet de las Cosas. Alcanzó el cuarto puesto en diciembre, con un repunte del 500% y pasó de valer un dólar a valer 5,34, aunque ahora su precio se sitúa en 1,78 dólares. El impulso llegó tras anunciar un acuerdo con algunas compañías como Microsoft, Bosh o Fujitsu para el intercambio de información.
La diferencia de esta criptodivisa es que no utiliza la tecnología blockchain, sino una plataforma de nodos interconectados que validan y crean transacciones llamada Tangle, que podríamos traducir como “enredo”. No existe, por tanto, el proceso de minería y cualquiera puede utilizar la red confirmando dos transacciones ajenas para poder enviar la propia. Esto implica seguridad en las transacciones, una mayor rapidez y un considerable ahorro de comisiones y de energía. Por ello, es un sistema ideal para la industria de datos y las grandes compañías del sector han visto en IOTA un gran filón.
En el año de las criptomonedas la pregunta es si invertimos o no en activos no respaldados por instituciones tradicionales y, en caso de hacerlo, cuál elegir. Algunas previsiones apuntan a que bitcóin podría alcanzar los 50.000 dólares en algún momento de 2018, pero otras voces señalan que cualquiera de estas tres hermanas pequeñas tiene un porcentaje de revalorización mucho mayor.