Nueve de cada diez empresas de Europa Occidental experimentan retrasos en el pago de sus facturas B2B, tanto en el mercado doméstico como a la exportación, que afectan al 41% del valor total de sus operaciones a crédito B2B, frente al 39% registrado en 2016. El estudio indica que los proveedores son más prudentes a la hora de ofrecer crédito a los clientes extranjeros, que se traducen en mayores niveles de morosidad e impago en los clientes domésticos. El 44% de las empresas cita la insuficiente disponibilidad de fondos como razón por la que sus clientes entran en mora, un 26% alude al uso de las facturas como fuente de financiación alternativa y un 24% cree que sus compradores encontraron el procedimiento de pago demasiado complejo. Con un panorama de insolvencia en Europa sin mejoras significativas, las empresas apenas han registrado cambios en los niveles de sus facturas impagadas, que se sitúan al 1,3%.
En España, la morosidad en los créditos comerciales aumentó dos puntos en el mercado nacional, hasta el 44%, y uno en las operaciones de exportación, hasta el 42%. La morosidad en España afecta al 90% de las empresas en doméstico y al 84% en los mercados exteriores. Las principales razones de la morosidad en España son las mismas que en Europa Occidental: insuficiencia de fondos (53%), financiación alternativa (28%) y la complejidad del procedimiento de pago (21%). La morosidad obliga al 30% de las empresas españolas a posponer sus propios pagos a proveedores y provoca pérdida de ingresos al 17%. La morosidad más prolongada se da en la industria química, y servicios a empresas.
El porcentaje de impago en España (1,5%) sigue siendo uno de los más altos en Europa Occidental. Las mayores tasas de impago se concentran en los sectores de materiales de construcción, bienes de consumo duradero y servicios.
El 25% de las empresas españolas esperan un empeoramiento del comportamiento en pago de sus clientes B2B y un 23% una mejoría. Tras las empresas alemanas (23%), las españolas (22%) son las más inclinadas a modificar su gestión de crédito para protegerse contra el impacto de Brexit, la desaceleración en Asia y el proteccionismo estadounidense.
La morosidad crece en Europa Occidental
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