Al igual que los inversores miran el precio de las acciones o la rentabilidad de un fondo a fin de mes, también tendrían que "tomar en serio la pobreza e implicarse más". Y es que la pobreza es un activo más que debería formar parte de las carteras del inversor.
Esa es la reflexión de Álvaro Ramos, un hombre que viene del mundo financiero y que ahora destina sus esfuerzos a la ONG Acoes (Asociación Colaboración y Esfuerzo) presente en Honduras. El también ganador del premio de Derechos Humanos Rey de España, considera que todos los inversores "deberían destinar parte de su capital a cambiar el mundo", porque además, genera rentabilidad.
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Álvaro Ramos, integrante de la ONG Acoes, considera que la pobreza es un activo que debería formar parte de la cartera de los inversores
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"Hay mucho dinero en los bancos que no se utiliza y que sería útil ponerlo al servicio de los pobres. Esto movería la economía, no habría ni crimen, ni terrorismo y además abriríamos el mercado a personas que están fuera del sistema", explica Ramos. El problema es que la mayoría de las personas no ven la pobreza como una inversión. "Captar recursos es muy difícil", comenta.
Pero, ¿por qué un ex financiero como Ramos tomaría la decisión de dejar su trabajo y dedicarse al mundo de las ONGs? "La vida solo se vive una vez y me gustaría gastar mis capacidades en lo que es más importante: y lo más importante es que los niños coman", reflexiona.
Una ONG que funciona como una empresa
La ONG Acoes "nació con la idea de que los niños pueden ser el motor de cambio de los pobres". Está formada por un grupo de 500 voluntarios de entre 14 y 25 años que dedican todas sus mañanas a gestionar proyectos de ayuda y que por la tarde se dedican a ir al colegio o a la universidad.
Estos proyectos abarcan a más de 70.000 personas que vienen de los barrios más peligrosos de Honduras, el segundo país más pobre de América Latina.
Los jóvenes tienen el desafío de saber gestionar los recursos para sus proyectos, hay una junta directiva, una central de compras, directores y sub directores. La diferencia entre una empresa y esta ONG es que en lugar de buscar un retorno económico, "la rentabilidad es darle dignidad a la gente".
Los humildes ayudan más que las grandes corporaciones
A diferencia de las empresas, las ONG no ofrecen productos o servicios. Por eso, deben recurrir a la donación para poder financiarse. Pero, ¿quiénes ponen el dinero para que funcione? Según Ramos, "la mayoría de la ayuda llega de la gente humilde". "Son pobres y quieren ayudar a otro", comenta.
Si bien las grandes compañías son quienes más capital tienen, no suelen ser las que más dinero donan. Aunque hay excepciones. Un ejemplo es Warren Buffett, que destina parte de su capital a la fundación de Bill Gates.
"Cuando le dio el dinero, le dijo a Bill Gates que se lo tenía que gastar pronto. Un financiero quiere que su capital lo pongan a trabajar rápido", cuenta Ramos. Amancio Ortega también es conocido por donar parte de su dinero a la beneficiencia. Y aunque esto le brinda un beneficio fiscal, para el integrante de Acoes, "no podemos acusar a Amancio Ortega de algo que es culpa de políticos".