La inflación de la zona euro ha vuelto a sorprender con una subida en diciembre hasta el 5% desde el 4,9% del mes anterior. La cifra marca un nuevo récord para la eurozona y está muy por encima de las expectativas de los analistas que auguraban una ligera moderación hasta el 4,7%.
La lectura de este dato se presume incómoda para el Banco Central Europeo que ha subestimado las presiones sobre los precios y ha sido criticado por este motivo por algunos de sus propios miembros.
El principal impulsor de la subida ha vuelto a ser el precio de la energía que ha repuntado un 26% en tasa interanual. Sin embargo, el aumento del precio de los alimentos, servicios y bienes importados también ha estado muy por encima del objetivo de inflación del 2% del BCE, según muestran los datos de Eurostat.
La subida de la inflación continúa a la vez que la economía se va recuperando de los efectos de la pandemia y, según los economistas consultados, ha cogido al BCE con la guardia baja ya que su presidenta Christine Lagarde predijo “una joroba” benigna hace unos meses.
Al impulso de los precios también han contribuido los cuellos de botella de la cadena de suministro que han reducido la disponibilidad de productos. A ello se ha sumado que las familias, que han estado ahorrando en el último año, han comenzado a gastar más, a comprar automóviles o a salir a comer a restaurantes.
Los expertos coinciden en que la mayoría de estos factores son temporales por lo que las presiones sobre los precios deberían calmarse. Sin embargo, las opiniones divergen sobre cómo de rápida será esta futura moderación y dónde se quedará una vez que la economía se ajuste a la nueva normalidad.
El BCE prevé que la inflación vuelva a estar por debajo del 2% a finales de este año, previsiones que no todos los economistas comparten y advierten de que los riesgos siguen sesgados hacia cifras más altas y esperan lecturas por encima de ese objetivo hasta el próximo año.
Parte de la preocupación se centra en la inflación subyacente, que excluye los precios de alimentos y combustibles más volátiles, que también está por encima de ese objetivo. En diciembre ha subido hasta el 2,7% desde el 2,6% de noviembre. Si se excluyen también el alcohol y el tabaco, se mantuvo estable en el 2,6%.
La rentabilidad del bono alemán a diez años, considerado el más seguro de Europa, sube de nuevo este viernes, hasta el entorno del -0,05 %, con lo que se aproxima a tasas positivas, un nivel en el que no cotiza desde principios de mayo de 2019.