Alerta roja. La vivienda podría convertirse en un activo financiero. Su precio se comporta cada vez más como los bonos o las acciones. Es la advertencia que lanza el Fondo Monetario Internacional.
Estos incrementos tienen su explicación: muchos inversores institucionales globales se han lanzado a los mercados inmobiliarios para buscar mayores rentabilidades en un entorno de bajos tipos de interés. Pero esa alza en los precios también se debe a una mayor demanda de la vivienda porque la economía crece y la gente dispone de más dinero en el bolsillo para invertir en inmobiliario.
Según el FMI, estas subidas se parecen bastante a las del periodo previo a la crisis. Los precios de la vivienda se mueven en el mismo sentido al mismo tiempo. Esto quiere decir que si los precios de la vivienda suben en Tokio, también lo hacen en Londres. Aunque el FMI todavía no ve esto como un motivo de alarma, sí pide a las autoridades que presten atención: si los precios de la vivienda se mueven al mismo compás, significa que un shock en alguna parte del mundo puede afectar al mercado inmobiliario en otro lugar.
La vivienda se comporta cada vez más como las acciones
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