La crisis del coronavirus ha sido inesperada y sus consecuencias devastadoras. Las medidas de confinamiento, necesarias para contener la expansión del virus, han provocado un cierre económico como nunca antes se había visto. Pero una vez superada la fase de encierro, la cuestión es cómo recuperamos la economía, qué medidas necesita España para salir de la crisis.
Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, ha explicado en Capital Radio que la crisis tiene dos fases. La primera, el cierre económico, en la que debe intentarse mantener, lo máximo que sea posible, el aparato productivo.
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Y la segunda, cuando pueda comenzar la recuperación, en la que nos tendremos que servir además de ese aparato productivo que hayamos conseguido conservar, y de otras medidas para impulsar la economía.
Las previsiones económicas para este año varían en función del organismo que las publique. También en función del escenario que tengamos en cuenta, dado que todavía no sabemos con exactitud hasta cuándo durarán los efectos de la pandemia.
Hoy la Comisión Europea acaba de publicar sus previsiones y para nuestro país esperan un descenso del PIB del 9,4% este año. La tasa de paro aumentará además este año hasta el 18,9%, debido a la pandemia de coronavirus y las medidas de confinamiento.
El Ejecutivo comunitario proyecta además un incremento del déficit público en 2020 hasta el 10,1% del PIB y la deuda pública escalará hasta el 115,6 % del PIB, según sus previsiones macroeconómicas de primavera publicadas este miércoles.
Las previsiones de Bruselas son similares pero algo peores a las del Gobierno español. Según el ejecutivo de Sánchez, la economía se contraerá un 9,2 % y el paro llegará al 19%, mientras que el déficit subirá al 10,3 % del PIB y la deuda a su máximo histórico del 115,5 % en 2020.
La Comisión Europea prevé que la economía española rebote una vez se levanten las restricciones, pero advierte de que la recuperación solo será parcial en 2021 y desigual entre sectores. Calcula que el PIB podría crecer en año que viene un 7%, con lo que no se va a recuperar el terreno perdido.
La CEOE prevé una caída del PIB en 2020 de entre el 8% y 15,5%, en función de si hay o no rebrote del virus en otoño y de su intensidad.
Alcanzar acuerdos, básico para la confianza y la recuperación
La clave de la recuperación depende de dos factores. El primero, que esa caída del PIB, que es una contracción ligada directamente a las medidas de confinamiento, no se traduzca en un cierre proporcional de empresas, que estrecharía la base para una recuperación.
Por eso son importantes los ERTE y las medidas de apoyo de liquidez a las empresas, porque cuantas más cierren y más paro se produzca, más difícil será la recuperación.
Hay que ir ajustando las medidas que ya se han tomado y adoptando nuevas, que permita proteger el aparato productivo en posición de rebotar posteriormente.
Pero con lo que se ha hecho hasta ahora no es suficiente, harán falta medidas adicionales, más ayudas concretas a las empresas, que se enfrentarán al pago de alquileres y de nóminas y otros gastos pero con una importante caída de ingresos.
Prolongar los ERTE, el eje central
Una de las medidas de las que más se habla pasa por prorrogar las medidas de ERTE, teniendo en cuenta que el impacto será muy distinto por sector.
Por ejemplo, el sector turístico tiene un año muy duro por delante, porque apenas nos van a visitar turistas internacionales, todavía no sabemos en qué condiciones será posible viajar y además todo eso depende de que haya una seguridad sanitaria para hacerlo. El impacto negativo se va a perpetuar y afectará a toda la campaña de verano.
Cuando ya encaremos la fase de recuperación de la economía, la reconstrucción, tendremos además menos recursos, porque se habrá hecho mucho esfuerzo en la fase previa.
Según Torres, habría que focalizar la inversión pública y evitar caer en una espiral de deuda. “Sería gravísimo si esto se trasladara a una crisis financiera”.
Para ir avanzando y que se sienten las bases de la recuperación, además de las medidas económicas concretas hace falta dar confianza.
Esto puede conseguirse, por ejemplo, con acuerdos concretos con las empresas y con las organizaciones sindicales en torno a una serie de medidas para la segunda fase de reconstrucción.
“Esto tiene un impacto psicológico muy importante en los mercados, también en las propias empresas y en las familias”, explica Raymond Torres.
Por ejemplo, las familias que pueden ahorrar, ahora lo están haciendo de forma muy intensa, la tasa de ahorro de las familias alcanza, según sus previsiones, un máximo histórico.
Hay un ahorro de precaución, por el trauma que representa la situación. Por eso todo lo que dé seguridad, es importante para que las familias se decidan a gastar y consumir.
Lo mismo pasa con las empresas, la inversión está paralizada, más incluso que el consumo privado, y hay que dar a las empresas un horizonte temporal, para que puedan empezar otra vez a invertir.
Tanto las patronales CEOE y Cepyme como los sindicatos mayoritarios están de acuerdo en prolongar los ERTE es necesario para proteger el empleo.
Los empresarios también reclaman ampliar las moratorias fiscales y las exenciones en el pago de cotizaciones a la Seguridad Social.
Para la CEOE las claves estarán en recuperar el control sobre los despidos (y los ERTE) y dar un mayor control a las comunidades autónomas, ayuntamientos y organizaciones empresariales para pilotar la desescalada.
La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme) ha advertido hoy de que no ampliar la vigencia de los ERTE cuando acabe el estado de alarma pondría en peligro más de tres millones de empleos.