Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano, explica en Capital Radio que EEUU prácticamente le pide "a China que deje de ser China" en sus exigencias. Y el gigante asiático no está por la labor de ceder.
Está a punto de firmarse la "fase uno" del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China y los mercados no han reaccionado con tanta alegría como se esperaba.
Analizamos las claves de la "fase uno" del acuerdo comercial entre China y EEUU, con Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano
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Se han ido conociendo detalles de ese acuerdo y no han gustado demasiado. ¿Por qué?
Desde el Real Instituto Elcano, Miguel Otero Iglesias, explica que la negociación con China siempre es difícil; "China puede prometer muchas cosas pero luego hay que ver cómo se ejecuta eso".
Según Reuters, China se compromete a comprar en dos años productos industriales por valor de 80000 millones de dólares y 24000 millones en productos agrícolas. Un importen que aumenta a 40000 millones según el South China Morning Post.
Para Miguel Otero, una pregunta importante es, primero quién va a pagar todos esos productos, ¿lo hará el estado chino? Y en segundo lugar, ¿pueden los agricultores estadounidenses alcanzar esos niveles de producción?
Además esto va a causar daños colaterales a terceros países. Por ejemplo a Brasil, que exporta soja a China. Si ese producto ahora se lo compran a Estados Unidos, los productores brasileños lo van a notar.
Dos modelos de capitalismo
Pero en realidad, este acuerdo no supone "nada nuevo". Lo más difícil, según funcionarios estadounidenses, está por llegar.
Las verdaderas claves que se deben tratar entre China y Estados Unidos tienen que ver con la intervención del estado y las ayudas a empresas. Donald Trump quiere asegurarse de que Pekín deja de financiar a firmas competidoras, sobre todo en materia de tecnología (por ejemplo, Huawei).
"Estamos hablando de modelos de capitalismo", explica Otero. Lo que se viene haciendo hasta ahora es que otros países deben demostrar que se están otorgando ayudas de estado a las empresas.
EEUU y Europa quieren que eso revierta, que sea el país (en este caso China) el que tenga que demostrar que no está dando ayudas de estado.
¿Cómo se podría comprobar eso? China no va a permitir que Estados Unidos ni ningún organismo internacional envíe inspectores a su país, "lo consideran una intromisión en su soberanía".
Otras cuestiones que se le exigen a China tienen que ver con la propiedad intelectual y la apertura de su sistema financiero.
Y mientras los aranceles siguen vigentes. ¿Cómo podría afectar esto a España? Según explica Otero, nuestro país todavía debería aumentar más las exportaciones.
Si la guerra comercial se recrudece en las siguientes fases y pasa a ser una guerra por el control tecnológico y del 5G, que se traduzca en un mayor proteccionismo, "a España le afectará negativamente".