Las tensiones comerciales por la guerra entre China y Estados Unidos junto a la posible salida abrupta de Reino Unido el próximo 31 de octubre si no se llega antes a un acuerdo con el ejecutivo de Londres han hecho mella en las perspectivas de crecimiento de la zona euro.
El informe económico mundial publicado por el Banco Central Europeo apunta a un menor crecimiento durante el segundo y tercer trimestres poniendo el foco en los bienes manufacturados.
Ante el entorno de ralentización de la economía mundial, el BCE aseguró que a partir de septiembre se pondrán en marcha una nueva política de estímulos con recortes en los tipos y el aumento de la compra de bonos con lo que se tratará de estabilizar la región en un entorno de incertidumbre generalizada.
Mientras tanto el crecimiento del empleo en la zona euro aminora la debilidad del comercio que creció el pasado mes de junio algo más de un 1% en el conjunto de la unión.
El BCE advierte del gasto en pensiones, la máxima registrada en varios países y que, de no emprenderse las reformas necesarias, esta partida del gasto social seguirá creciendo. En concreto el BCE asevera que “las pensiones representan la mayor carga para los gobiernos”.
Como consecuencia directa a este aumento del gasto social, la entidad bancaria europea dice que se espera un envejecimiento que contribuya a un aumento del gasto sanitario con la deriva en una bajada de la oferta de trabajo, el crecimiento y la innovación.
En 2017, el gasto social de los países de la UE supuso casi el 70% del gasto público total y el 31% del PIB lo que se valora en ceca de 3,5 billones de euros.
Desde 2001, el BCE confirma ese incremento del gasto social año a año tanto en términos nominales como porcentuales.
En todos los países, el principal componente de gasto corresponde a las partidas sociales, equivalente al 12,4 % del PIB, seguido de enfermedad y discapacidad, familia e hijos, desempleo y vivienda social.