Un dólar por persona al día, el equivalente a los ingresos del 30% de la población con menos dinero o un 3,55% del PIB de la región, es el costo del crimen en América Latina y el Caribe (ALC). Esta cantidad equivale a 261.000 millones de dólares anuales, lo mismo que se invierte en infraestructuras en la región y supone también el doble del promedio de los países desarrollados.

En esta zona del mundo vive el 9% de la población mundial, pero se registra un tercio de las víctimas de homicidios en todo el planeta. En América Latina y el Caribe el crimen y la violencia alcanzan niveles que se acercan a una crisis, según el Banco Iteramericano de Desarrollo (BID). Seis de cada diez robos son cometidos con violencia y el 90% de los homicidios no se resuelven. Además, sus cárceles están entre las más hacinadas del mundo, ya que es la región más violenta fuera de zonas de guerra.

La especialista de economía del BID y autora del informe “Los costos del crimen y la violencia”, Laura Jaitman, explica en Información Capital que estas estimaciones son conservadoras porque los datos permiten acceder únicamente a los costos directos, “pero en realidad el crimen y la violencia generan muchas más distorsiones en la economía”. Pone de ejemplo la asignación de las inversiones, los precios de las propiedades y otros elementos más intangibles, como “las consecuencias del crimen sobre las personas afectadas en su posición en el mercado laboral”.



El estudio divide el costo del crimen en tres partes: costos sociales, que incluyen victimización letal y no letal y los ingresos cesantes de la población carcelaria; los gastos del sector privado (hogares y negocios) en seguridad; y los gastos fiscales, incluyendo los policías y las cárceles. Del total estimado, el 42% corresponde al gasto público (sobre todo en servicios policiales), un 37% a gastos privados, y un 21% a los costos sociales de la delincuencia, principalmente debido a la victimización.

Existe mucha heterogeneidad entre los 17 países de la región, pero analizando los datos Jaitman explica que es Centroamérica la zona más afectada por el crimen, seguida del Caribe, los Estados Andinos y Sudamérica. Honduras es el país que registra las peores tasas y el coste se eleva hasta supone el 6,5% del PIB.

En la comparativa internacional, el BID incluye a seis países desarrollados y de ellos Estados Unidos y Reino Unido tienen después de América Latina y el Caribe el coste más alto, “por su enorme gasto en seguridad”. Aunque Estados Unidos tiene la mayor tasa de encarcelamiento del mundo, tres veces más que ALC, el coste del crimen y la violencia supone un 2,5% del PIB aproximadamente, igual que en Inglaterra, por su menor coste social. En el caso de Francia esta cantidad baja al 1,8%.

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“Lo interesante es la composición, cómo gasta en seguridad pública cada país ante situaciones diferentes” explica Jaitman. En el caso español, “el gasto en seguridad es del 1,7% del PIB”. Pero si se analiza esta partida teniendo en cuenta el presupuesto total del gobierno, en América Latina las cifras suben hasta suponer el 5%, es decir, “la importancia relativa del gasto público en seguridad es el doble”, concluye esta experta y añade: “no es que los gobiernos no estén gastando en seguridad, lo que pasa es que los resultados no acompañan”.