Pavel Gómez del Castillo, Responsable Comunicación de Crédito y Caución, ha presentado su último Economic Outlook en el que destaca que la economía de EEUU entra en 2025 en una situación relativamente sólida. El último informe prevé que resista el gasto de los consumidores y por la relajación de la inflación y el inicio de la flexibilización monetaria por parte de la Reserva Federal, sitúan las previsiones de crecimiento del mercado estadounidense en el 2,6% para 2025.
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El cambio de Administración no afectará a las perspectivas para 2025, ya que los cambios en la política económica y comercial tardarán en aplicarse.
El tirón del consumo, clave
El consumo privado, que representa casi el 70% del PIB estadounidense, se mantendrá como el gran impulsor del crecimiento, respaldado por la rigidez del mercado laboral y la moderación de los precios. A pesar del decepcionante crecimiento del empleo en los últimos meses, la tasa de paro se mantiene cerca de mínimos históricos. Además, las encuestas de consumo también sugieren que la confianza está mejorando.
El cambio de Administración no afectará significativamente a las perspectivas para 2025, ya que los posibles cambios en la política económica y comercial tardarán en aplicarse y surtir efecto. La previsible prórroga de los recortes fiscales y el aumento del gasto público impulsarán el crecimiento del PIB en 2026 hasta el 2,8%, pero también empeorarán la ya insostenible trayectoria de las finanzas federales. Las previsibles restricciones al comercio y la inmigración empezarán a lastrar el crecimiento a partir de 2027. La magnitud del impacto está sujeta a una incertidumbre política excepcionalmente elevada, pero las perspectivas de referencia de la aseguradora de crédito asumen un enfoque estratégico de la política económica, comercial y de inmigración.
De acuerdo con este escenario principal, el principal objetivo de las medidas será China, con un tipo arancelario medio sobre todas las importaciones que podría llegar al 30%, frente al 14% actual. Estados Unidos también aplicaría aranceles específicos del 10% en este escenario a otros grandes socios comerciales de Asia como Japón, Corea del Sur o Vietnam. Para la Unión Europea, Canadá o México serían más bajos y se limitarían a sectores estratégicos como el acero, el aluminio, los metales básicos o los vehículos de motor.
La formulación de estos aranceles específicos llevará tiempo y se introducirán gradualmente a lo largo de 2026 y 2027 para evitar perturbaciones significativas en la demanda de importaciones de Estados Unidos. A corto plazo, Crédito y Caución prevé que éstas aumenten, ya que las empresas intentarán adquirir bienes para reducir la incertidumbre y asegurarse precios más bajos antes de que los aranceles entren en vigor. A partir de 2027 se sentirá el lastre sobre el crecimiento. Las importaciones se encarecerán, aumentando también el coste de los productos nacionales que dependen de materiales importados. Esto volverá a situar la inflación por encima del objetivo en torno a 2027.
Un endurecimiento de las normas de inmigración también tendría efectos significativos para la economía estadounidense. La previsión de referencia contenida en el informe es que se reduzcan los flujos a 0,8 millones de migrantes al año frente a los 1,1 millones actuales. El impacto sobre el crecimiento en 2025 debería contenerse, ya que la inmigración anterior sigue incorporándose a la población activa, pero a medida que pase el tiempo, el crecimiento de la oferta de mano de obra se ralentizará, reduciendo la productividad y aumentando los precios. Los efectos más acusados se darán en los sectores agrícola, de servicios y manufactureros.