El repunte del turismo en Europa se puede convertir en un arma de doble filo. El sector ha disfrutado del mejor verano desde la pandemia. De hecho, la ocupación hotelera se ha quedado solo un 4% por debajo de la de 2019. Sin embargo, varias ciudades han tenido que poner restricciones por la masificación de visitantes y el acceso a la vivienda se complica en algunas capitales de la región por el auge de los alquileres vacacionales.
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El repunte del turismo en Europa puede ser un arma de doble filo. El sector ha disfrutado del mejor verano desde el covid a costa de calidad de vida
En nuestro país, sin ir más lejos, se ha batido un récord de turistas recibidos en el mes de julio. Durante los siete primeros meses del año, 47,6 millones de extranjeros han llegado a España, solo 8 décimas por debajo de los niveles prepandemia.
Para los estadounidenses, Europa está de moda. Barcelona, por ejemplo, recibirá un 16% más de visitantes estadounidenses este año que en 2019. Pero no es el único caso, un 13% más de americanos llegarán a Londres. En Francia, el poder adquisitivo de este tipo de turistas ha sido clave para justificar el aumento de ingresos. Cabe mencionar que en su capital, los hoteles son, de media, hoy casi un 80% más caros que en 2019.
¿El turismo sale caro?
El flujo masivo de turistas comienza a complicar la vida en las ciudades más atractivas para este sector.
En Ámsterdam han llegado a prohibir la entrada de cruceros al puerto, mientras que el regreso del turismo a Venecia después de la pandemia ha obligado a algunos lugareños a trasladarse fuera de la ciudad por el alza de los precios y el acceso reducido a las viviendas por el aumento de los alquileres vacacionales y los apartamentos turísticos.