. La crisis del coronavirus ha trastocado las previsiones de gobiernos, empresas e inversores a nivel global. Durante la segunda quincena de marzo, estos últimos han visto como los mercados internacionales sufrían uno de los mayores desplomes bursátiles de la historia. En esta situación de caídas generalizadas, el oro, que cotiza casi 24 horas al día de lunes a viernes, ha sido uno de los activos que mejor se ha comportado, siendo capaz de mantener una revalorización positiva en lo que llevamos de año. Pero, ¿cuáles son las claves que determinan el precio del oro? Tomás Epeldegui, director en España de Degussa, la empresa de referencia en Europa en la comercialización de oro físico de inversión y otros metales preciosos, detalla algunos de los aspectos que más influyen en el mismo:
- El dólar es uno de los más determinantes. Los precios de las materias primas en el mercado internacional se establecen en dólares. Si el dólar sube, comprar oro es más caro en el resto de las divisas, por lo que la demanda baja y el precio también. El Índice Dólar se creó en los años 70 para medir la relación de la moneda estadounidense con una cesta de divisas, como el euro, el yen o la libra esterlina. Si se incrementa la diferencia con estas monedas, significa que se fortalece frente a ellas, mientras que, si se reduce, se debilita. Además, en esta situación, los inversores también adquieren dólares en detrimento del metal precioso. En cambio, si el dólar está débil, se produce la situación contraria, aumenta la demanda de oro y el precio sube.
- Los tipos de interés. Cuando entidades como la Reserva Federal de EEUU o el Banco Central Europeo bajan el precio oficial del dinero, se reducen los rendimientos de los instrumentos de inversión más tradicionales, lo que lleva a los inversores a refugiarse en opciones alternativas, entre ellas el oro físico, y, como en el caso anterior, hace que se incrementen las compras y el precio. Ocurre a la inversa cuando los tipos de interés suben.
- La inflación. El oro ha sido tradicionalmente una herramienta de cobertura y protección contra la inflación. Es un depósito de valor descorrelacionado de las intervenciones de los gobiernos en sus monedas. Lo habitual es que cuando se produce un incremento de la inflación haya también una subida del precio del oro, pues los inversores abandonan el mercado de divisas. Según informes del Consejo Mundial del Oro, una asociación sin ánimo de lucro formada por las empresas líderes mundiales en extracción de oro, el aumento del dinero en circulación es un indicativo de que se va a producir un crecimiento en la cotización del oro.
- La producción. Hay que tener en cuenta que los metales preciosos, y el oro es uno de ellos, son recursos limitados, cuya producción no se puede incrementar a demanda. Desde la Antigüedad se han extraído unas 187.000 toneladas, según el Consejo Mundial del Oro. El Servicio de Geología de Estados Unidos estima, por su parte, que aún quedan por extraen unas 52.000 toneladas de la corteza terrestre. La mayor parte del oro extraído continúa circulando. La minería solo consigue una media de 5 gramos de oro por tonelada de material extraído. Por ese motivo, es tan importante el reciclaje, que cubre casi un tercio de la demanda de oro que existe en el mundo. Recientemente, estamos viendo como la delgada red de distribución y fabricación de oro existente en el mudo se ve en peligro de desabastecimiento ante la necesidad de detener la producción. Esto genera distorsiones entre el precio del oro en los mercados financieros y el precio del oro físico por la escasez que se produce de oro físico y la dificultad de cubrir las entregas de futuros cuando estos son demandados, generando el consiguiente riesgo de las inversiones financieras en oro, pues el respaldo es de uno a 5,5, aproximadamente, en estos momentos en determinadas inversiones.
- Las incertidumbres geopolíticas y económicas. Lo habitual es que en tiempos de inestabilidad el oro suba, ya que los inversores se refugian en él. Aparte de la presente crisis del coronavirus y su indiscutible efecto, inciden a su favor las tensiones comerciales entre EEUU y China de los últimos meses o el Brexit, por ejemplo.
- Las compras de los bancos centrales. Los últimos datos oficiales reflejan que hasta septiembre de 2019 los bancos centrales habían comprado un 73% más de oro físico que en 2018, concretamente 247,3 toneladas. Y en 2018 se habían batido los records de adquisiciones de las entidades emisoras, con 651,5 toneladas, un 74 % más que en 2017, según datos del Consejo Mundial del Oro. Por tanto, a más demanda, aumento de precio.
- La necesidad de liquidez de los inversores. El oro es un seguro que protege al resto de inversiones de una cartera diversificada. Por lo que se ha podido ver recientemente, al igual que en anteriores ocasiones de grandes caídas de los mercados financieros, los inversores recurren a la liquidez que les da el oro para poder cubrir las pérdidas que les generan sus otras inversiones. Es un depósito de valor a largo plazo que cubre los riesgos que se corren con otras inversiones.
El director de Degussa afirma que “es en momentos como los actuales cuando el tener una parte de las inversiones en oro físico, que permite liquidez inmediata, puede marcar la diferencia a la hora de solventar cualquier problema”.