El G7 se reúne en un momento crítico de mucha incertidumbre en la economía global. En este contexto, uno de los aspectos cruciales es el que atañe al mercado de divisas. Tras años de imprimir papel moneda y estirar los límites de la política monetaria, la respuesta del G7 a una inflación y un crecimiento débiles se ha vuelto cada vez más fragmentada. Aquí se abren dos frentes: por un lado, Japón defiende su derecho a abaratar el yen si los movimientos del Forex se vuelven muy volátiles a su juicio. Idea que no complace a EEUU, que se muestra contraria a las devaluaciones para aumentar la competitividad.

Por su parte, el Ministro de Finanzas japonés, Taro Aso, afirma que no ha escuchado ningún tipo de oposición a su perspectiva de la política de divisas. El ministro recalca que la estabilidad de la divisa es de suma importancia y que el exceso de volatilidad y los movimientos del Forex podrían dañar a las economías. En general, todos los miembros del G7 están de acuerdo en que una devaluación competitiva de la moneda no debería utilizarse como instrumento de política.

El acero es otro de los temas en foco. Los líderes del G7 debatirán las diversas opciones para reducir la sobrecapacidad industrial, haciendo especial hincapié en el acero. El consejero asistente de seguridad nacional de la Casa Blanca, Wally Adeyemo, ha señalado la necesidad de trabajar con Corea del Sur, Brasil y la India, aunque no ha mencionado a China, principal fuente del exceso de producción de acero y aluminio.

A parte de las divisas, el acero, y la salud económica mundial, otro tema sobre la mesa es la evasión fiscal a raíz de la trama de los Papeles de Panamá. La desaceleración china, el riesgo de un Brexit y la crisis de refugiados en Europa serán otros aspectos a tratar. Sin embargo, la sensación general es que el panorama social y político no augura grandes decisiones.

 

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