China vuelve a temblar con la crisis Evergrande, el gigante inmobiliario que este lunes se tambaleaba en bolsa, ¿recuerda a Lehman Brothers?
El sector inmobiliario se resiente, mientras Evergrande ha dado hoy otro susto, ¿qué supone esto para el gigante asiático? ¿Se puede convertir en una crisis mundial?
Las acciones de la promotora inmobiliaria china Evergrande se teñían hoy de rojo tras conocerse que la Policía china ha detenido a varios de sus empleados.
No han trascendido más detalles, pero la Policía de China ha pedido a la población que denuncien sospechas de posibles fraudes realizados por la inmobiliaria. El valor ha llegado a ceder más de un 24%, aunque luego ha moderado sus caídas.
Evergrande, que volvía a cotizar el pasado 28 de agosto tras 17 meses suspendida, lleva en el foco en 2021. El gigante inmobiliario chino, acuciado por las dificultades para hacer frente a un pasivo estimado en unos 300.000 millones de dólares, incumplió el plazo autoimpuesto para dar a conocer a finales de 2022 su plan de reestructuración.
La firma se declaró en bancarrota hace un mes en Estados Unidos. Además, Evergrande anunció el pasado mes de marzo un plan para llevar a cabo la reestructuración de una parte de su deuda 'offshore', que entonces ascendía aproximadamente a unos 18.900 millones de euros.
Evergrande publicó el pasado mes de julio sus cuentas atrasadas de los ejercicios 2021 y 2022, en los que la compañía registró pérdidas en ambos casos. La publicación de las cuentas formaba parte de los esfuerzos de Evergrande de volver a cotizar.
Todo el sector se ve resentido. El Consejo de Ministros chino ha ido aprobando medidas en las últimas semanas, ya que el sector inmobiliario chino atraviesa una crisis cada vez más profunda, con un creciente riesgo de impago entre algunos promotores, que luchan por vender apartamentos y conseguir fondos.
Otro gran grupo, Country Garden, ha anunciado pérdidas de más de 7.000 millones de dólares en el primer semestre del año y dejará de cotizar en la Bolsa de Hong Kong.
Mientras, el Banco Central de China ha recortado los tipos de interés por segunda vez en tres meses, ya que los nuevos datos económicos han sido más débiles de lo esperado.
Los precios de la vivienda nueva en la segunda mayor economía del mundo han caído en julio por segundo mes consecutivo. El sector inmobiliario chino representa entre el 15% y el 30% del PIB nacional, según las estimaciones recogidas por Schroders. Los problemas de liquidez de ese sector preocupan a algunos inversores, con miedo de que pueda extenderse a múltiples sectores de la economía del país.
Ahora bien, ¿puede ser esto un momento similar a Lehman Brothers?
Existen algunos paralelismos por los problemas financieros derivados del mercado inmobiliario chino, pero la situación no es exactamente igual, según explican en este artículo Stuart Podmore, director de propuestas de inversión de Schroders y David Rees, economista senior de mercados emergentes de Schroders.
Lo primero a tener en cuenta es que la falta de transparencia alimenta el miedo en torno a China. Pero hay que saber también que estos problemas en el mercado de la vivienda son viejos conocidos y China lleva tiempo tomando cartas en el asunto. Por lo tanto, no tiene ese elemento de sorpresa que sí hubo con la quiebra de Lehman Brothers y la consiguiente crisis financiera mundial.
A corto plazo, uno de los principales mecanismos de transmisión de las políticas de apoyo a la economía en China en los últimos años ha venido del negocio inmobiliario, apuntan desde Schroders. Se ha producido una expansión del crédito. La gente ha tomado ese dinero, ha comprado viviendas que dinamizaban el sector de la construcción y se ha visto acompañado por la compra de bienes para el hogar.
Ese método de transmisión de políticas está se ha roto. El sistema financiero en China está inundado de dinero en efectivo, con unos tipos interbancarios muy bajos debido al exceso de liquidez atrapada en el sistema financiero. Una liquidez que sin embargo no está llegando a la economía real más amplia. A largo plazo habrá claramente un impacto negativo en la tasa de crecimiento potencial de la economía.
No obstante, esto podría abrir la puerta a una evolución saludable para China, en lugar de limitarse a establecer elevados objetivos de crecimiento y alcanzarlos por medios insostenibles, dicen los expertos de Schroders.
Pese a las perspectivas negativas que hay ahora, Álvaro Sanmartín, socio y economista jefe de Anchor Investment Strategies, cree que tras el bache que ha sufrido podemos estar viendo ya la recuperación y puede haber datos macro positivos de aquí a final de año.
Además, también continúa la narrativa de la desglobalización: mientras Estados Unidos se apresura a construir sus propias fábricas para ser más independiente, China también está reasignando sus propios recursos hacia el interior. Esto puede limitar un posible efecto contagio.