Las opciones y los futuros son dos productos derivados que pueden ayudar al inversor particular a cubrir su cartera ante posibles riesgos.

Los derivados se utilizan para gestionar el riesgo en un sentido amplio: "se pueden utilizar para asumir riesgos adicionales (operación de especulación) o para reducir o eliminar el riesgo de la cartera (operación de cobertura)", explica Beatriz Alejandro, directora del Instituto BME.



Los productos derivados se entienden como transacciones económicas a plazos. Y en este caso podemos hablar de futuros y de opciones. Un futuro financiero es un acuerdo por el que dos partes pactan intercambiar una acción en una fecha futura a un precio que fijan en el presente.

Las opciones son algo más complejas: son una opción de compra en la que el comprador paga al vendedor una pequeña cantidad y en una fecha futura debe decidir si compra o no compra la acción. Otra posibilidad sería negociar una opción de venta o put. "En este caso, quien va a vender a plazo es el que paga una pequeña cantidad al comprador", señala Beatriz Alejandro. Llegada la fecha de vencimiento, el vendedor decide si vende o no la acción al precio fijado.

¿CÓMO PODEMOS ELIMINAR EL RIESGO DE NUESTRA CARTERA?

La directora del Instituto BME lo ilustra con un ejemplo: Si tenemos una acción comprada a 10 euros, nuestro riesgo es que la acción caiga. Podemos eliminar ese riesgo vendiendo un contrato de futuro a un precio de 10'5 euros. En el momento en el que hacemos esta operación de cobertura, el resultado de nuestra operación será la diferencia entre el precio de compra a 10 euros y el precio al que tenemos la obligación de venderla, 10'5 euros.

"Cuando cubrimos una cartera hacemos lo mismo que si vendiésemos la acción y con el dinero ingresado invirtiésemos en letras del Tesoro", aclara Alejandro. "Es como transformar nuestra cartera de renta variable en una cartera de renta fija", añade.