El Brexit es un proyecto todavía indefinido. La Unión Europea y Reino Unido deben negociar en un plazo de dos años dos acuerdos: uno de divorcio y otro de relación sostenida. Aunque hay quien le quita hierro al asunto, como David Marsh, director general y cofundador del Foro de Instituciones Monetarias y Financieras Oficiales:
No creo que el Brexit sea algo catastrófico. Será muy difícil. Me recuerda un poco a lo que le dijo un general austriaco a uno alemán: la situación en nuestro ejército es catastrófica, pero no seria. En el caso de Reino Unido, la situación es seria, pero no catastrófica.
El Brexit ha puesto en cuestión el proyecto europeo. Trump y las elecciones europeas afectadas por el populismo son otros dos factores que han incrementado el estrés del modelo de unión en Europa.
Y en el centro de toda la acción está el euro. La crisis ha demostrado que el euro que creó Europa no es sostenible y para reforzar la moneda y permitir que funcionase hubo que complementarla con algo más: una Unión Bancaria. De ahí surge el término euro 2.0, un euro que, para el economista Pedro Schwartz, fue una decisión demasiado prematura:
Una de las grandes cuestiones respecto al Brexit es qué ocurrirá con la City de Londres, el centro financiero de Reino Unido. A Europa le han surgido varias ciudades pretendientes:
Uno de los problemas para Europa es que no hay un único centro financiero compitiendo. Si usamos la lógica, París sería el centro financiero europeo porque tiene pensamiento estratégico, oficinas…pero por supuesto Europa no sigue líneas lógicas y habrá competencia entre Frankfurt, París, Milán, Madrid, Dublín y Ámsterdam. Yo me muestro optimista respecto a Madrid. Creo que España lo ha hecho muy bien durante la crisis y merece esa recompensa.
La Unión Europea bajo estrés mientras el Brexit permanece a la espera.