Un piloto se enciende, un teléfono suena y el engranaje comienza a funcionar. Las autoridades del Estado piden asistencia y el Centro de Coordinación de la Respuesta a Emergencias en Bruselas analiza la petición con un grupo de expertos disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, sea de noche o de día.
Es el núcleo del Mecanismo de Protección Civil de la Unión Europea y coordina la prestación a los países afectados por catástrofes de asistencia en forma de artículos de socorro, conocimientos técnicos, unidades de protección civil y equipos. Desde este gabinete de crisis especializado en emergencias se manda la petición de ayuda a todos los Estados participantes en el Mecanismo, en coordinación con los países afectados, expertos en protección civil y ayuda humanitaria.
El Mecanismo funciona desde 2001 y se ha activado en 300 ocasiones. Una cuarta parte de estas respuestas de emergencia corresponden a incendios forestales y la previsión de las autoridades comunitarias es que las peticiones vayan en aumento a medida que las condiciones climáticas favorecen eventos naturales cada vez más adversos.
Según la Comisión Europea, la temporada pasada ardieron más de 1,2 millones de hectáreas de bosques y tierra en Europa -más que la superficie total de Chipre- y los incendios se cobraron la vida de 127 civiles y bomberos, además de causar daños económicos estimados en casi 10.000 millones de euros.
2018, un incendio difícil de controlar arrasa el Algarve portugués. El mismo año, decenas de muertos y heridos por varios incendios en Grecia. Incluso en Suecia hubo más de 20.000 hectáreas calcinadas el pasado agosto. En todas estas ocasiones se activó el protocolo que garantiza la asistencia del Mecanismo, pero también en los terremotos de Indonesia o la repuesta al brote del ébola en República Democrática del Congo.
Fueron 17 Estados los que respondieron en un total de 20 emergencias en 2018. Aviones, bomberos, técnicos, dispositivos especiales y los mapas de satélite de Copernicus, la joya de la corona del despliegue europeo de rastreo y vigilancia.
Pero la temporada de incendios se alarga y las autoridades necesitan dar nuevas respuestas. La CE ha puesto en marcha la primera flota de aviones de lucha contra incendios en el marco del nuevo sistema 'rescEU' para hacer frente a estos eventos. Dos aeronaves de Croacia, una de Francia, dos aeronaves de Italia, dos de España y seis helicópteros de Suecia, además de un presupuesto de 200 millones de euros anuales para 2019 y 2020, y de 1.400 millones para el periodo 2021-2027.
Al contrario que el Mecanismo de Protección Civil, que se puede activar en cualquier parte del mundo, rescEU se limita a los miembros de la UE y a países terceros que participan en el como Serbia, Islandia, Noruega, Macedonia del Norte, Montenegro y Turquía.
El comisario europeo de Ayuda Humanitaria y Gestión de Crisis, Christos Stylianides, de visita en Madrid, reconoce que España es "uno de los países más comprometidos", con trece respuestas a emergencias desde 2014, a lo que ahora suma la aportación de los dos aviones a la flota comunitaria.
De incendios sabe mucho España y, sobre todo, saben los expertos y expertas del Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF), donde los teléfonos tampoco dejan de sonar en una sala abarrotada de periodistas ansiosos por ver al equipo en acción.
Desde la división de prevención de incendios forestales del Ministerio de Agricultura, José Manuel Jaquotot, explica que el funcionamiento es similar al del centro europeo. Una Comunidad Autónoma pide ayuda y entra en juego el mecanismo de nuevo con labores de refuerzo y apoyo a las autoridades locales.
El dispositivo español está formado por 260 medios aéreos (190 de las CCAA y 70 del Estado) y en el que trabajan más de 40.000 personas. Fundado en 1955, lo avalan más de 60 años de experiencia y su participación en las llamadas de emergencia de los países vecinos. "En 2017 volamos más de 600 horas en Portugal", señala Jaquotot. El experto también incide en las propias cifras nacionales, con una media de los últimos 10 años de 12.000 incendios al año y 10.000 hectáreas quemadas, "pero el 70% de ellos no pasan de una hectárea".
La visita termina en el Centro Europeo de Satélites de Torrejón de Ardoz. Desde Madrid al cielo podríamos decir, porque el SatCen lo ve todo. Entre sus servicios destacan la inteligencia geoespacial, el SatCen analiza infraestructuras críticas, capacidad militar, armas. Presta su apoyo a misiones de ayuda humanitaria, planifica casos de emergencia y ofrece, en general, vigilancia de seguridad y criminalidad.
Desde este Centro de datos se vinculan gestión de crisis y ayuda, desarrollo tecnológico y oportunidades económicas. El jefe de la división de operaciones, Adriano Baptista, destaca que una de sus funciones es la de "dar sentido a todos los datos que nos dan los satélites", uno de los grandes retos de nuestro tiempo en plena era del big data.
"Dar valor añadido a esos datos e imágenes", crear conocimiento y análisis de inteligencia para las instituciones europeas, estados miembros, agencias internacionales y un sin fin de clientes que van desde Frontex hasta la ONU pasando por el Servicio Europeo de Acción Exterior, el Organismo Internacional de Energía Atómica o la OTAN.