¿Qué vendrá tras la era Merkel? La canciller abandonará este domingo 16 de septiembre su cargo tras las elecciones y 16 años después haber tomado la vara de mando de un país que estaba condenado a liderar la Unión Europea, quisiera o no.
Escucha la historia completa en este podcast de El Balance:
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La historia de Angela Merkel es una de esas que se escriben con H mayúscula. Original de Alemania oriental, física de profesión, se convirtió en la primera mujer en lograr ocupar la Cancillería. Se presentaba durante su primer discurso ante el Bundestag, el parlamento germano, un 30 de noviembre de 2005.
Es posible que esta imagen de la canciller sea producto de su gran estrategia histórica: crecer hacia el centro. Merkel siempre ha procurado evitar la polarización, tanto en sus discursos como en sus decisiones políticas. Algunos tacharon esta actitud de oportunista o cobarde. Otros, de precavida y reflexiva.
El hecho de no tomar postura ante los debates, de esperar el máximo tiempo posible hasta manifestar una opinión al respecto, fue la herramienta que usó Merkel para forjar su imagen política. Su sello de identidad. Y a la vez, para desplazar y debilitar a la socialdemocracia alemana, su rival histórico.
Merkel llegó a un Gobierno por primera vez en 1990 de la mano del excanciller Helmut Kohl quien la convirtió en ministra para la Mujer y Juventud, primero y de Medioambiente y Conservación después.
Conocida como la “niña de Kohl” se distanció de su jefe en 1999 después de dejar al descubierto un escándalo de financiación ilegal de su partido, la Unión Cristiano Demócrata (CDU).
A partir de aquí… fue ganando poder y si bien hoy no entenderíamos Alemania sin Angela Merkel en la cancillería, menos entenderíamos y comprenderíamos a Europa sin su figura.
Y ella, la convivencia comunitaria la lleva por bandera lo demostraba durante esta intervención el 11 de mayo de 2006 cuando el bloque comunitario apenas se imaginaba lo que se le venía encima, el fantasma de la desintegración y de la destrucción del euro.
Camaleón político
Merkel ha sabido también adaptarse a los tiempos. Un camaleón político que comenzó a tomar forma en 2011 tras el accidente nuclear de Fukushima y tras el que Merkel dio un giro de 180ª a su política energética: suprimir el uso de energía atómica en 2022.
Ahora con Afganistán y la llegada de miles de refugiados tocando la sinfonía de telón de fondo cobran más relevancia que nunca estas palabras de 2015.
Seis años hace ya de esta intervención en 2015 que cerró con un “¡lo lograremos!”
Y que consiguió el objetivo: irradiar confianza y subir la moral frente a una gran tarea autoimpuesta. Acoger más de un millón de personas que aquel 2015 solicitaron asilo entre las filas de Alemania y que llevaron a Merkel a ser la persona del año, según la revista TIME.
Merkel ha defendido siempre su decisión de 2015, aunque luego declarara en una conferencia de su partido, en diciembre de 2016, que una situación como la de finales del verano de 2015 "no puede ni debe repetirse". Y ahora la encrucijada no dista mucho de lo que hoy se vive.
¿Continuará el legado?
Después de esto llegó el anuncio: Merkel no se presentaría a unas nuevas elecciones y, además, abandonaría tras la próxima contienda electoral la presidencia de su partido, la CDU-CSU. Al poco conocimos el nombre de su sucesora: Annegret Kramp-Karrenbauer, ministra de Defensa de Alemania.
Un perfil continuista… entre las filas de la formación conservadora se ganó el sobrenombre de “mini Merkel”, pero cayó desgracia tras unos meses caóticos de liderazgo en el partido que hicieron que Angela tuviera que volver a la primera línea del conflicto.
Y llegó la pandemia… Merkel pronunció un discurso (el último) televisado en que afirmó ante sus ciudadanos que el país se enfrentaba a su peor crisis desde 1945 y explicó, sin tapujos, cómo se producían los contagios con la claridad de una profesora de ciencias.
El fin de la era Merkel pone el centro derecha frente a un dilema. Profundizar en el legado de la todavía canciller y mantener a Alemania como la locomotora del viejo continente o volver a tiempos de antaño, sintonizarse con los exiguos valores de los conservadores en lo social, económico y cultural.
El camino a recorrer todavía queda en el frente, pero quien es seguro que ya no estará al mando será Angela Merkel, la brújula política y moral de la Europa reciente del siglo XXI. Aún queda por saber qué haremos los europeos con un legado de 16 de historia, ya saben, de aquella que se escribe H mayúscula.