El algodón es el principal componente de muchas de las telas que tenemos en casa: camisetas, toallas, sábanas… Esta materia prima, que hoy resulta tan cotidiana, incluso llegó a usarse como moneda. Pero a pesar de la inocencia que desprende con su forma esponjosa, suave y blanca, la historia del algodón encierra en sí una historia de poder, de dominio y de violencia.

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Hace unos miles de años, el algodón era la industria manufacturera más importante y sus centros estaban principalmente en el sur de Asia, en el Este y Oeste de África y en el centro de América. Pero no fue hasta la Revolución Industrial cuando el algodón adquirió tanta importancia en la producción y pasó a ser el centro del capitalismo industrial emergente. Aunque ya no es el centro de la economía mundial, como lo fue en el siglo XIX, esta materia prima sigue siendo importante.

El año pasado se produjeron 124 millones de fardos de algodón. Si pusiésemos un montón sobre otro formaríamos una torre de hasta 6000 km de alto. Cantidad suficiente para producir 20 camisetas para cada persona del planeta. Éste es sólo uno de los datos que nos aporta Sven Beckert, profesor de historia de la Universidad de Harvard, quien hace un repaso de la historia de la economía a través de la biografía del algodón.

"Ésta era la industria más importante del siglo XIX. El algodón en el siglo XIX era tan importante como lo ha sido el petróleo en los siglos XX y XXI. Y una gran cantidad de personas alrededor del mundo trabajaba en esta industria, incluso en España", señala Beckert. "En España la industria más importante a principios del siglo XIX era claramente la del algodón. Cientos de miles de personas en España empezaron a trabajar en esas fábricas", explica.

Durante unos novecientos años, el algodón constituyó la base de la industria textil más importante del mundo. En 1900, cerca de un 1'5% de la población mundial trabajaba en esta industria. Su importancia histórica no sólo radica en la cantidad de empleos que generó, sino también en todo el movimiento y proceso industrial que trajo consigo. Un ejemplo es que la fábrica, como instalación, fue un invento de la industria algodonera. El algodón fue además un impulsor del crecimiento económico:

"La industria del algodón es también un momento en el que la transformación radical del campo, especialmente en América, y la producción industrial en la ciudad se alinean el uno con el otro hacia nuevas vías. Ése es también el comienzo del crecimiento económico", afirma el profesor. "Éste es el primer momento en la historia de la humanidad que el crecimiento económico se vuelve determinante en algunas partes del mundo y empieza con la industria del algodón. Y por supuesto esta acumulación de capital se mueve hacia otros sectores de la economía", añade.

Pero tras la historia del algodón encontramos también una historia de esclavitud y violencia. En los tres siglos posteriores al año 1500, se trasladaron más de 8 millones de esclavos de África a las Américas. Este tráfico incrementó la demanda de tejidos de algodón, puesto que los mercaderes africanos exigían la entrega de telas a cambio de esclavos.

Y en toda esta historia, Europa es precisamente uno de los actores clave. ¿Pero cómo es posible, si era la región del mundo que menos relación tenía con esta materia prima?

IMAGEN: Flickr/Erwin Vindl