¿Qué puede ir peor en Alemania? En plena crisis económica y con el temor de que 2024 se cierre con recesión (como sucedió en 2023) el gobierno de semáforo alemán se rompe. El canciller socialdemócrata Olaf Scholz ha destituido al ministro de Finanzas y líder del Partido Liberal (FDP), Christian Lindner. Ambos mantienen fuertes diferencias políticas sobre deuda, gasto y estímulos. Crisis política de altura en la locomotora europea en pleno terremoto en Volkswagen (con cierre de fábricas y despidos a la vista).

Podcast: Alemania rompe Gobierno en plena recesión y crisis de Volkswagen

Se rompe el Gobierno de semáforo en Alemania por las diferencias sobre gasto, deuda y estímulos entre Scholz (Demócrata) y Lindner (hasta ayer ministro de Finanzas y Liberal)

Con la economía alemana a punto de cerrar su segundo año en recesión y un agujero de 12.000 millones de euros en los presupuestos de 2025, la confrontación en los Socialdemócratas y los Liberales parece irreconciliable.

Scholz y sus socios verdes abogan por dejar fuera de vigor, invocando una emergencia, el mecanismo constitucional que limita el endeudamiento al 0,35 % del PIB para poder financiar así inversiones en la economía y un apoyo adicional a Ucrania cuando se espera que disminuya la ayuda estadounidense.

Para los liberales, que, según los sondeos podrían quedarse fuera del Parlamento en las próximas elecciones, esto era una línea roja y prefirieron la ruptura antes que un compromiso que -a su juicio- les hubiera hecho perder todavía más votos, según explica EFE.

Olaf Scholz sobre los Liberales

Scholz critica el egoísmo del liberal Lindner

La semana pasada los Liberales pusieron encima de la mesa documento estratégico en el que pedían alivio fiscal para las empresas y recortes del gasto social, además de la relajación de los objetivos climáticos. El partido de Scholz se niega a incorporar estas medidas. 

Scholz ha decidido someterse a una moción de confianza (será el 15 de enero). Si no pasa la prueba, Alemania celebrará elecciones en marzo de 2025.

La popularidad del tripartito (el semáforo que formaban hasta ayer Socialdemócratas, Verdes y Liberales) que asumió el poder en vísperas de la invasión rusa de Ucrania y tuvo que lidiar con una inflación disparada y un incierto suministro energético, ha caído hasta solo el 14 % según una encuesta reciente de INSA, en medio de disputas aireadas en público y críticas al liderazgo del canciller.

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