Daron Acemoglu, Simon Johnson y James Robinson han sido premiados con el premio Nobel de Economía 2024 por demostrar la importancia de las instituciones sociales en la prosperidad de un país. Su estudio destaca por el desarrollo de herramientas teóricas que explican por qué persisten las diferencias entre instituciones y cómo estas pueden cambiar. Unos trabajos que han contribuido a revelar qué influye en la riqueza económica de los países a largo plazo y a la comprensión de porqué es difícil reformar las instituciones.

Acemoglu, Johnson y Robinson, los Premio Nobel de Economía 2024

Este lunes han sido reconocidos con el galardón por demostrar la importancia de las instituciones sociales en la prosperidad de un país

El turco-estadounidense Daron Acemoglu vive, a sus 57 años, su mayor éxito profesional después de décadas de trayectoria. Es miembro del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde ocupa la Cátedra Elizabeth y James Killian de Economía.

Al mismo instituto pertenece Simon Johnson, de 61 años, que es licenciado por la Universidad de Oxford y doctorado en Economía de MIT. Es profesor de la cátedra Ronald A. Kurtz de Capacidad Empresarial en la Escuela de Administración Sloan del MIT. Tiene pasado en el Fondo Monetario Internacional, donde ejercía de consejero económico y director del departamento de Estudios entre 2007 y 2008. Su trayectoria profesional se ha orientado hacia la gestión de crisis, así como en el crecimiento económico en países avanzados.

Completa el trío James Robinson, de 64 años, que es doctor en Economía de la Universidad de Yale y director del Instituto Pearson para el Estudio y la Resolución de Conflictos Globales. Es experto en Latinoamérica y África.

Acemoglu y Robinson son autores de tres obras, aunque cabe destacar la titulada Por qué fracasan los países, donde analizan lo que llaman crecimiento extractivo, que hace referencia a la capacidad de crecimiento que tienen las naciones con gobiernos autoritarios.

El caso de Nogales

El jurado ha destacado en su veredicto el ejemplo de Nogales, la ciudad dividida por la frontera entre México y Estados Unidos, donde el lado estadounidense es más próspero.

Y es que, según los profesores, Estados Unidos ofrece a los residentes al norte de la frontera mejores oportunidades para escoger su educación y profesión, así como más derechos políticos. Al sur, las condiciones económicas son otras y el sistema limita la capacidad de influir en la legislación.

De acuerdo con los premiados, Nogales no es una excepción, sino parte de un patrón que se remonta a la época colonial: mientras en unos casos se optó por una explotación masiva, otras metrópolis eligieron sistemas económicos y políticos inclusivos.

Los premiados construyeron un modelo para explicar las circunstancias bajo las que se forman y cambian las instituciones políticas, con tres componentes.

El primero es el conflicto sobre cómo distribuir recursos y quién toma las decisiones en la sociedad; el segundo, que las masas pueden a veces ejercer el poder mediante movilizaciones y amenazando a la élite; y, el último, el llamado problema de compromiso, lo que significa que la única alternativa para la élite es entregar el poder de decidir a la población.