El fantasma de la desaceleración vuelve a acechar a Estados Unidos. La primera economía del mundo crece a un ritmo del 2% en el segundo trimestre, según apunta la segunda lectura de este dato. Una décima por debajo de la primera lectura pero en línea con lo esperado según las estimaciones de esta segunda lectura, y más de un punto por debajo del crecimiento del primer trimestre, que se situó en el 3,1%.
El culpable de esta revisión a la baja está en una caída en las exportaciones y también en la inversión empresarial. Sin embargo, hay datos positivos: el gasto de los consumidores se ha situado en el 4,7%, tres décimas más de lo esperado por el gobierno, y se postula como la subida más alta en los últimos cinco años.
La primavera la sangre altera y también altera a la economía, sobre todo después de que Donald Trump decidiera que el conflicto entre Estados Unidos y China volviera a despertar de su letargo a principios del mes de mayo. Al presidente americano se le complica eso de crecer a un ritmo del 3% tal y como prometió y tal y como esperaba para que la robustez de la economía fuera otro argumento para su reelección en 2020.
Mientras tanto, también hemos conocido otro indicador de la salud de la economia estadounidense: la solicitud de ayudas al desempleo, que han aumentado ligeramente hasta las 215.000 la pasada semana, mil solicitudes más de lo esperado.