EE.UU. y China vuelven a verse las caras en Shanghái, después de varios meses. Donde ha empezado la primera ronda de negociaciones entre EE.UU. y China, después de una pausa desde mayo. Pese a que los presidentes Donald Trump y Xi Jinping acordaron reanudar el contacto durante su encuentro del G-20 en Japón hay pocos campos en los que ambas partes se dispongan cambiar para mejorar sus relaciones.
La tregua comercial entre ambos países se complica ante las exigencias que demandan cada uno de los protagonistas: Washington presiona a China para cambiar la dinámica de la industria tecnológica basada en los grandes subsidios del estado, la transferencia de tecnología obtenida de empresas extranjeras, y su política de patentes, algo que el país asiático no está dispuesto a modificar. Como informa Argemino Barro, corresponsal de Capital radio en Estados Unidos, no hay indicios de que se consiga nada, además por parte de ambos, todavía, no se ha comunicado nada acerca de la reunión de hoy.
La guerra comercial, que empezó hace casi un año se intensificó con la elevación de aranceles por parte de EE.UU a productos chinos seleccionados, algo a lo que Pekín respondió de forma inmediata.
Además existen otras cuestiones como la de Huawei: el Presidente Trump vetó a la empresa tecnológica china por motivos de seguridad nacional, lo que afecta a las empresas estadounidenses, como Google, ya que no pueden trabajar con la empresa china y esto afecta de forma directa a sus usuarios.
Trump se ha quejado vía Twitter de que Pekín no va a comprar los productos agrícolas que se habían acordado, y que China espera a que las elecciones de 2020 den la victoria a un demócrata para que se puedan aprovechar. Además ha señalado que si vuelve a ganar las elecciones el acuerdo será mucho más difícil del que se está negociando ahora, o directamente no habrá trato.
Más allá de las declaraciones del presidente estadounidense no hay indicios que se llegue a ningún acuerdo, únicamente calmar el fuego que se ha ido formando estos últimos meses.