La salida de Reino Unido deja un hueco en la Unión Europea que España quiere ocupar. Un movimiento que iría en favor de una mayor integración de los estados europeos. Florentino Portero, director del grado de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria y miembro fundador del Grupo de Estudios Estratégicos, considera que ese papel protagonista será difícil de retomar en las actuales circunstancias.



"El espacio político internacional es algo que España necesita recuperar, pero la actual división del parlamento nacional hace complicado firmar grandes acuerdos", tanto en política interior como exterior. Además, en la nueva escena geopolítica, España parece dispuesta a cumplir e implementar acuerdos sociales y económicos, pero no tanto aquellos que tienen que ver con la defensa militar o el intervencionismo en ciertos países. Por ese lado, es Estados Unidos quien quiere volver a ser protagonista, limitando el poder de Rusia o China en entornos como el de Siria o Corea del Norte.

En todo caso, y pese a querer cobrar ese papel protagonista, la administración de Donald Trump no suplirá las carencias de la Unión Europea a la hora de invertir en defensa
dentro de las fronteras del viejo continente. España no entrará en ese tipo de debates. Su afán pasa por no tener una posición determinada en Siria o Iraq porque su fortaleza es limitada. Aemás, el principal frente con el que lidiar es el norte de África.

La situación, en términos globales, variará respecto a los últimos ocho años, donde el expresidente Barack Obama mantuvo una posición tibia y permitió el resurgimiento de Rusia como potencia militar, con intervenciones como la de Ucrania o Siria.