La crisis se ha llevado por delante más de 17.000 empresas hasta 2013 de un total de 118.000 contabilizadas destruyendo casi medio millón de empleos. Esta mayor mortalidad se debe a la menor dimensión de este tipo de compañías, ya que las que cuentan con menos de 25 empleados tienen una tasa de mortalidad del 17% frente a las de 100 o más trabajadores, que es del 13%.
El ratio de endeudamiento también sube del 67% registrado en 2007 hasta el 73% en 2013. También la rentabilidad queda tocada. Justo antes de la coyuntura era de un 6,3%. Seis años después es del -0,5%, mientras que el resto de compañías ha visto crecer sus ingresos un 18%.
Durante la crisis, de 2007 a 2013, el 89% de las compañías privadas españolas son de carácter familiar, lo que supone algo más de 1 millón de compañías. Su peso en la actividad económica equivale al 57% del Valor Añadido Bruto del sector privado y generan el 67% del empleo en España, sin contar con los autónomos y las sociedades anónimas y limitadas.
Castilla La Macha, Murcia y Galicia, las regiones con más empresas familiares, las que menos, Madrid, Barcelona y País Vasco. Con todo los desafíos para los próximos años pasa por la supervivencia, la preocupación por la economía española y el crecimiento futuro del negocio, sin embargo, importa menos la internacionalización, la sucesión y la implantación de protocolos.
La crisis castiga a la empresa familiar
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