Los vientos de recesión arrecian. Cada semana un nuevo dato alimenta las dudas del mercado y engorda el temor a un descalabro de la economía mundial. Aunque España aguanta, por el momento, mejor el temporal que sus socios europeos ya son varias las cifras que se acumulan en los despachos de Economía y Hacienda y avisan de que aquí también la cosa irá a peor. Una de las preocupaciones destacadas es la que afecta a las ventas al exterior. “Lo que está claro es que se confirma la desaceleración de las exportaciones españolas en los últimos tres meses”, asegura Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores.
Sin embargo, Bonet advierte que en el conjunto de la Unión Europea, la eurozona y países como Francia, Alemania e incluso Italia, sí aumenta esta partida tan fundamental del PIB: “Si España cae y los demás no, es posible que estemos ante una pérdida de competitividad de las exportaciones”.
El Club de Exportadores llama a analizar las causas, donde cree que el incremento de los costes de las empresas, derivados del aumento de las cotizaciones o el salario mínimo, podría tener un papel importante.
Sobre las posibles medidas para paliar el descalabro de las ventas al exterior, se muestra escéptico dada la actual situación política pero pide buscar nuevos mercados y diversificar: “La UE está formada por mercados más maduros, si nuestras exportaciones se dirigieran a economías de mercados emergentes, como África o el sudeste asiático, las españolas crecerían más”.
Otro problema añadido es el brexit. Aunque las compañías españolas tienen planes de contingencia, la salida de Reino Unido, quinto destino de las exportaciones, les pasará factura. “Ahora que la economía europea e internacional se tambalea, si las exportaciones no tiran de la economía la recesión podría ser más importante de lo que debería”, concluye Bonet.