¿Cómo rentabilizan las acciones la inversión verde? ¿Conciben las compañías el cambio climático como un elemento más de transparencia? En Estados Unidos y, concretamente, en el S&P 500 parece que sí.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto:
Según un informe de Bank of America, el índice se ha revalorizado un 11% en el trimestre y un 49% en el año
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¿Qué me responderían si les digo que la mayoría de las empresas cotizadas en Estados Unidos son más transparentes hoy, en lo que al clima se refiere, que hace una década? Las alarmas para el planeta, y con permiso de la COVID-19, no dejan de sonar. Si la tendencia se mantiene, 2021 será otro año, uno más, más cálido de lo normal.
La pandemia del coronavirus sacó de la agencia internacional la lucha contra el calentamiento del planeta, tan en boga tras la Cumbre por el Clima de Madrid (COP25) de aquel diciembre prepandémico del que ahora parece que han pasado siglos.
Pero el problema, no por ignorado, ha desaparecido y las consecuencias son transversales. Que se caliente La Tierra nos afecta a los humanos desde el punto de vista fisiológico y a la naturaleza acabando con los mares y océanos y secando las grandes masas selváticas, es verdad, pero las implicaciones van mucho más allá y llegan, por ejemplo, al plano económico.
Este jueves es del Día de la Tierra, efémeride que nos recuerda que aquí, como decía Miguel Hernández en su elegía, solo estamos de paso. Economía y mercados, en esto de la defensa del planeta, van de la mano. Según un informe de Bank of America las empresas del S&P 500 se están “enverdeciendo”.
En consecuencia, el índice ha “disfrutado” en lo que va de año de una ganancia que se acerca al 11% y que, en términos interanuales, sube un 49% como resultado de la mejora de las calificaciones de las empresas y su rentabilidad después de anunciar un incremento de su interés por la “inversión verde”.
Hay que recordar que la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de las empresas del S&P 500, al menos un 70% de ellas son generadas por compañías vinculadas a la industria, los servicios públicos y la energía. Con todo y con ello, el cómputo total de estas empresas representan menos del 15% de las empresas del índice.
Estos son los datos, pero queda sobre el papel la letra pequeña.
El "efecto verde"
Acorde a los datos de Bank of America, las cotizadas al otro lado del charco quieren tornarse verdes. Bien es verdad que es una acción voluntaria aunque, en muchos casos y más ahora, se está entendiendo como una obligación después de que los inversores se hayan convertido en factores “medioambientalmente responsables”.
Los índices que monitorizan la evolución de los precios del crudo y el gas natural cotizan ahora mismo en negativo.
En estos momentos, las empresas con un alto grado de emisiones de gases contaminantes cotizan con más de un 15% de descuento frente a las que registran cotas menores. Sin embargo, de las que no se sabe qué hacen con su dinero, el descuento, según Bank of America, el descuento es mayor. Una situación que según Rafael Damborenea, profesor de finanzas en EUDE Business School, se terminará revirtiendo.
Además, según este documento, las compañías tecnológicas, tan ligadas al control de sus emisiones medioambientales, al menos de fachada, se está viendo que no cuidan al planeta tanto como dicen, principalmente, debido a los costes indirectos y las altas emisiones que, en muchas ocasiones, producen sus proveedores radicados, en su mayoría, en lugares remotos del planeta, principalmente en Asia, donde la legislación es más laxa.
Con todo y con ello, existen diferencias regionales y, en este caso, sin que sirva de precedente para otros muchos ámbitos, las empresas europeas van un paso por delante, incluso, de Estados Unidos. O al menos es lo que nos decía en Mercado Abierto, Luis Martín, responsable para el Sur de Europa de BMO Global AM.
Hablamos sobre inversión ESG con el responsable de ventas de BMO Global AM para el Sur de Europa y América Latina, Luis Martín
¿Y cómo avanza el asunto por sectores?
En el financiero, por ejemplo, la mayor parte de los bancos se han puesto como fecha límite para conseguir emisiones cero netas de carbono en 2022. Para el consumo, el horizonte queda en 2025.
Como consecuencia de esto, las firmas financieras se han enfrentado por parte de los reguladores a un escrutinio cada vez más intenso sobre las promesas, que no llegan a materializarse, a cuenta de no ofrecer créditos ni financiación a proyectos que perjudiquen a la salud del planeta.
En el caso del sector de consumo, éstas representan la mitad del total de residuos generados por las empresas del S&P 500, mientras que la tecnología ocupa el segundo lugar pisándole los talones. Por ahora, los sectores de consumo básico se encuentran entre el mayor porcentaje de empresas con iniciativas de reducción de residuos, según Bank of America.
Solo el 25% están interesadas
Con una perspectiva más amplia sobre los índices bursátiles se ha descubierto que las empresas de los 14 índices bursátiles más grandes del mundo generalmente son más perezosas, están más rezagadas en sus esfuerzos por alcanzar los objetivos de cambio climático establecidos por los principales órganos de gobierno y el Acuerdo por el Clima de París.
Utilizando datos entre 2015 y 2019 se concluye que, únicamente, el 25% de las empresas que figuran en el FTSE 100 (LON), S&P 100 (USA), el DAX (GER) y el Nikkei (JAP) están alineadas con el cumplimiento del objetivo de no alcanzar un incremento superior al 1,5 grados en la próxima década, objetivo que queda de la mano de la próxima cumbre por el clima, la COP26 de Glasgow y que, por cierto, este jueves Joe Biden, ha mostrado su intención de conseguir después de su vuelta al Pacto de París, la reducción a la mitad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.
todo un hito para el que queda menos de una década y que, con el tiempo, se comprobará si como hasta ahora no queda en papel mojado y es que como decía Víctor Hugo, “produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no la escucha y las empresas, tampoco”.