Insertos en una economía cada vez más orientada a la descarbonización, no es de extrañar que muchas compañías miren ya hacia el futuro y se centren en el que parece el negocio de las próximas décadas: los vehículos eléctricos y las energías renovables. También, como no podría ser de otra manera, de toda la tecnología y los materiales que lo sustentan.
El caso de la minera Glencore es llamativo, toda una prueba de que reinventarse en la industria de los recursos naturales es importante para la continuación de según qué modelos de negocio que, con todas las nuevas normas de la ‘ola verde’, corren el riesgo de quedar obsoletos.
Ponemos el foco en la importancia que le otorga ahora la minera suiza a los nuevos negocios.
¿Una minera convencida de la tendencia sostenible?
Los principales clientes de la suiza son, en esencia, los sectores automotriz, siderúrgico, de generación de energía, y las empresas centradas fabricación de baterías y el petróleo.
En las últimas semanas esta minera ha sido protagonista por determinados movimientos que llaman la atención en el mercado. La más sonada ha sido la oferta no solicitada que ha realizado sobre la canadiente Teck Resources por 23.000 millones de euros. Tras varios rechazos, la oferta de Glencore sigue sobre la mesa para poder adquirir esa extracción de cobre y zinc de los de Vancouver.
Ya mirando a nuestro país....también ha sido noticia que FCC e Iberdrola busca aliarse con Glencore para el reciclaje de baterías de iones de litio. De nuevo Glendore, en las últimas semanas ha sido protagonista por su acuerdo con la firma sueca de aluminio Nosrk Hydro para entrar en el accionariado de una planta de refinado de aluminio y una mina de bauxita en Brasil, un pacto por que tendrá que desembolsar 700 millones de dólares.
¿Podemos entonces tildar de ‘excesivo’ el interés de Glencore en estos metales ‘básicos’ que usan las tecnologías verdes? El desembolso millonario que vive ahora la minera parece tener una mirada largoplacista y, por supuesto, de negocio.