Es el Dragon Khan de la Bolsa española. Quien tenga vértigo y problemas del corazón, que no se suba en esta atracción porque es de las que te encojen el estómago. Hablamos de subirse en la cotización de Berkeley Energía. Una empresa que, con solo tres años de historia en el mercado español, ha tenido tiempo de dar a sus inversores alegrías de triple dígito y sustos que han borrado de un plumazo hasta la mitad de su valor en un día.
Repasamos las curvas de su gráfico en este podcast de Expediente Abierto.
Todo empezó en 2018 cuando la minera australiana, que también cotizaba en Londres, decidió colocar sus acciones también en el mercado español a través de un listing. La empresa llegaba con muchas ganas sobre el que era el único proyecto en el que basaba su plan de negocio: una mina de uranio en Retortillo, una localidad salmantina.
El día de su debut Berkeley arrancaba su andadura con buen sabor de boca: subió un 52% en esa sola sesión. Esa alegría alcista duró mucho tiempo. Concretamente, 14 sesiones consecutivas en las que el cierre fue en positivo.
Entonces llegó el 7 de agosto, el pico de la primera juerga bursátil de Berkeley. Para entonces había subido ya un 589% en Bolsa desde el precio de referencia de su estreno en el parqué. Había conseguido un valor bursátil de 845 millones, una capitalización casi digna de una empresa -pequeña- del Ibex 35 para una compañía cuyo plan de negocio se basaba en una mina que todavía ni siquiera existía.
Ahí empezó la primera bajada de esa montaña rusa. Y qué bajada. Los inversores que se subieron a la atracción ese 7 de agosto sufrieron una caída del 85% en solo 20 días. El valor de Berkeley se desplomó casi por completo en un lapso de apenas tres semanas.
Pasaron dos años desde entonces hasta que Berkeley volvió a ocupar los titulares de la prensa salmón por sus bandazos bursátiles. Fue en 2020, y mientras todo lo bursátil estaba manchado por el rastro del coronavirus, Berkeley subia con fuerza.
Tanto, que desde sus mínimos de marzo hasta sus máximos de agosto de 2020, había registrado una subida del 628%. Sin embargo ahí volvió a caer y volvió a dar un susto a sus inversores de un -62% en solo dos meses.
Los bandazos de Berkeley han tenido un claro culpable: su mina de uranio. Es lo único que tiene la compañía y no está en funcionamiento todavía. Por ese motivo, solo se ha movido a golpe de expectativas sobre esta planta de Retortillo.
Lo que iba a ocurrir esta semana para Berkeley era clave en su historia. El Consejo de Seguridad Nuclear se reunía para decidir si daba su visto bueno a la mina de uranio de la compañía. Sin embargo, lo que ocurrió el lunes fue un auténtico jarro de agua fría para Berkeley.
El Consejo se pronunció en contra, y las acciones de la minera se desplomaron en un solo día un 56%. Un desplome que continuó en la siguiente sesión y que sorprendentemente frenó ahí. Porque en los últimos días la montaña rusa de Berkeley ha vuelto a despegar. Las acciones de la compañía han subido más de un 60% desde el pasado martes.